A veces nos preocupamos tanto por el futuro, ya sea inmediato o lejano, que no nos paramos lo suficiente en el presente. O a veces, estamos con la mente metida en algo de una forma tan, tan, absorbente, que no le damos importancia a otras cosas. A veces también, sentimos que se va a acabar el mundo por algo que puede pasar (o que quizá no pase nunca) y nos olvidamos de lo que está pasando aquí, en este instante.
De lo poco que he aprendido en los últimos tiempos (al final lo que no aprendes por ti mismo, la vida te lo enseña), es que todo es cuestión de equilibrio. Y no me refiero a llevar una rutina diaria, a comer cinco piezas de fruta al día o a practicar deporte de forma periódica, que también; sino al equilibrio mental.
Saber darle a cada cosa su importancia, intentar no cegarnos con una idea, sea buena o sea mala, y probar a vivir el momento que tenemos y hacer lo que mejor podamos con él, dándolo todo de nosotros mismos (como dijo Roosvelt, en una de mis citas favoritas: “Haz lo que puedas, con lo que tengas, estés donde estés”), son algunas cosas que ahora, mencionadas así, parecen muy difíciles de aplicar a nuestra vida diaria, pero que podemos convertir en hábitos, en toda una forma de desarrollar nuestra vida y nuestra mente, si realmente lo intentamos.
Lo mejor, y seguro que esto ya te lo he dicho alguna vez, pero hablando de blogs, es marcarse objetivos. Haz una lista de aquellas cosas que no puedes evitar, pero que te perjudican (Me preocupo demasiado por cosas que todavía no han pasado / Cuando me enfado me pierde la boca / Me pongo en tal estado de nervios cuando tengo algo importante, que no lo disfruto como debería) y después ataca cada cosa a su tiempo.
No importa que sea una lista larguísima, llena de cosas por mejorar o por pulir. Intenta ser mejor en cada cosa de la lista poco a poco. Como les gusta decir a los americanos: “Mantente focalizado”. Con pequeñas acciones (contar hasta diez antes de montar en cólera, tomarte las cosas con más humor o proponerte seriamente una forma nueva de afrontar tus obligaciones (con horarios, con tiempos de descanso y desconexión) sin que estas te sobrepasen), puedes ir alcanzando poco a poco objetivos.
Y además intenta:
1. Dormir mucho y comer bien.
2. Quererte más.
3. Creer más en tus posibilidades (en TI).
4. Ayudar a los demás.
5. Apoyarte en quien te quiera bien (diferencia entre personas destructivas y personas constructivas).
6. Hacer cosas que te gusten y que te hagan sentir feliz.
7. No sigas desperdiciando tu talento, ¡haz algo creativo!
8. No pienses en lo que te falta, piensa en qué puedes hacer con lo que ya tienes.
9. Buscar formas imaginativas de perseguir tu verdadera pasión.
10. Intentar alcanzarla. Pasar a la acción.
¿Y qué habrá al final? Seguro que te preguntas tú, al que le puede la incertidumbre. Pues de momento, un bonito fin de semana para empezar y al final del todo, del todo, del todo, el equilibrio.
Hasta el lunes, almas cándidas :)
NOTA: La cita del título es del pintor francés, Pierre Bonnard.