Hace diez años que comencé a trabajar en el campo de la educación, como maestra de audición y lenguaje, recuerdo como nos coordinábamos algunos compañeros maestros de Pedagogía Terapéutica para trabajar en una misma línea y de vez en cuando, nos reuníamos con los tutores y especialistas del centro educativo para dar pautas y orientaciones comunes, sobre todo a la hora de las evaluaciones, es decir, una vez por trimestre. La verdad es que sorprende, como trabajando en un mismo centro educativo no coordinásemos mucho más nuestra labor. Quizás la falta de tiempo puede que fuese una de las principales razones, pero probablemente no se debería dejar algo tan positivo para las familias, a merced de la buena voluntad y predisposición de cada profesional.
Como digo, tras estos años de experiencia, trabajando y aprendiendo compruebo que todos los métodos de los que bebemos son importados, en su gran mayoría de Estados Unidos. Dichos métodos, currículums o proyectos, los trabajan, estudian e investigan en centros privados, los patentan y publican y comienza así la formación a profesionales por todo el Mundo. Por supuesto, cuando hablamos de este tipo de formación, en todos los casos se relaciona con un elevado coste para los profesionales y un elevado coste también para las familias que quieren probar ese tratamiento para sus hijos.
La formación es imprescindible y continua para profesionales como nosotros: educadores, terapeutas, psicólogos, pedagógos, neurólogos, pediatras... formarse al máximo en todo lo nuevo que nos llega mediante cursos, jornadas y seminarios, es parte obligatoria del ejercicio de nuestra profesión. En mi caso, ha sido constante y a la vez muy enriquecedora, puesto que comprobamos mejoras en nuestras terapias, tratamientos e intervenciones. Acceder, por ejemplo, al centro de formación del profesorado para pedir formación en los campos en los que se observa mayor necesidad y demandar por parte de los organismos estatales mayores esfuerzos para facilitar la formación en nuevos campos emergentes como la sensorialidad entre otros, es una labor que no debemos dejar de reclamar.
Al realizar formación continua, evidentemente, asentamos nuevos conocimientos para intervenir sobre la persona central (nuestro paciente) para poder mejorar su calidad de vida y la de sus familiares y por eso, necesitamos formarnos cada uno en su disciplina a fondo pero, sobre todo, tenemos que coordinar nuestro trabajo, ya que es más importante la interdisciplinariedad que las figuras profesionales terapéuticas cada una por su lado. Sino los resultados no son funcionales ya que no se pueden generalizar y perdemos de vista lo más importante, la persona central. En este sentido, a través de la investigación e intervención en sensorialidad, entran en funcionamiento nuevas disciplinas que hace relativamente poco están funcionando con nuestros chavales.
La siguiente cuestión es ¿de qué medios disponemos en nuestra comunidad? contamos, a nivel público en la Comunidad Valenciana en Sanidad, con la figura del pediatra, neuropediatra, psicólogo clínico, psiquiatra e incluso hoy por hoy, terapeuta ocupacional en hospitales. Por otro lado, junto con bienestar social, están los centros concertados con estas Consejerías para dar Atención Temprana a los alumnos que lo necesitan con el apoyo especializado de psicólogos, psicopedagogos, logopedas o terapeutas y terapeutas ocupacionales. Finalmente, a nivel educativo están las figuras del orientador que será el que realizará otra valoración diagnósitca y los maestros de educación especial que realizarán el plan de intervención dando pautas al resto de profesionales y para casa también, si es necesario.
Como observamos están cubiertas todas y cada una de las disciplinas pero por separado. Y este último, es el gran error de nuestro sistema. Cada uno trabaja con el niño y con la familia por separado, esta es posiblemente la pega o la diferencia que marca los resultados de la intervención. Deberíamos por protocolo realizar una intervención interdisciplinar en todos los casos, no solo en aquellos centros que disponen de todas o casi todas las disciplinas (y profesionales formados en cada una de ellas), así la coordinación sería mucho más factible a mi parecer, y así los resultados, también lo serían.
Así pues, bien seáis padres, terapeutas, médicos o cualquier profesional que trabaja con personas con necesidades, intentad siempre buscar la máxima coordinación, ya que por experiencia os digo, que si se busca, es posible. Nunca busquéis el protagonismo, ya que no hay resultados si no se trabaja en equipo. Espero que dentro de un tiempo, no muy lejano, sea de obligado cumplimiento por parte de todas las Consejerías implicadas estar en constante coordinación y comunicación entre disciplinas y profesionales para obtener mejores resultados. Será en ese momento cuando realmente estemos buscando todos un mismo objetivo conjuntamente.
Carmina Forment Dasca, coordinadora de tratamiento TEA y TEL en Red Cenit.
C. Marco