Revista Opinión
En 2008 realizaba un ensayo periodístico sobre Venezuela y la política de su presidente Hugo Chávez y, en síntesis, decía que el proyecto de Revolución Bolivariana estaba sustentado en los grandes ingresos que dejaba la producción de petróleo en la región. "Chávez no actúa solamente por convicciones propias, ni proyectos partidarios o sociales; más bien lo hace porque está sentado arriba de unos de los yacimientos petrolíferos más importantes del mundo, convirtiéndose en uno de los principales proveedores de Estados Unidos. Por ende, en épocas donde el barril cuesta arriba de los 130 dólares, el poderío económico venezolano crece a pasos agigantados y le da lugar a Chávez a consumar su proyecto. El discurso es claro: “¡yankees de mierda, váyanse al carajo cien veces!”; pero antes cómprenle petróleo. Es decir, es su enemigo número uno en tanto políticas imperialistas pero fiel vendedor del tesoro negro", escribí por aquel entonces.
En la Argentina gobernada por los Kirchner pasa algo similar. Su famoso modelo nacional y popular está sustentado por las divisas que se generan de las exportaciones agropecuarias, particularmente de la soja o el yuyo, como les gusta decir al oficialismo. Mientras que el discurso es la soja no es buena porque utiliza venenos mortíferos para los suelos, es el principal generador de ingresos. En los últimos años la soja se convirtió en el principal producto de cosecha, generando ganancias extraordinarias tanto para los del campo como para el gobierno. Ver gráfico.Entonces, al igual que Chávez, por un lado criticamos a la soja (o al imperialismo norteamericano) y, por el otro, sacamos rédito (y mucho) sobre las ganancias que nos deja.Otro punto de coincidencia es el discurso y la posición que aparentan ser ambos gobiernos. Es decir, discursivamente se autodenominan como gobiernos progresistas, salvadores del pueblo olvidado por las oligarquías nacionales que responden a los intereses de las grandes potencias.De esta manera, sale Kirchner al balcón a defender a los desposeídos, mientras horas antes cambió (por contar con información confidencial o reservada) un par de millones de dólares. Del mismo modo, el encargado del transporte Ricardo Jaime, en nombre de los que menos tienen (?), utilizó sus contactos como funcionario público para cobrar dádivas e invertir así en ladrillos dentro y fuera del país. Una idea magnifica del gobierno nacional y popular fue intervenir el instituto de censos y estadísticas INDECque mide la inflación y la pobreza, por ejemplo. Números dibujados, realidades inventadas y barras bravas son el cóctel que maneja Guillermo Moreno. De esto da cuenta el ex trabajador del instituto y periodista Gustavo Noriega en su libro"INDEK, Historia íntima de una estafa". Ante la denuncia el gobierno nacional y popular llevó a barras bravas de Nueva Chicago para agredir, muy democrático de su parte.
Si dos puntos en común no fueron suficientes, la política frente a los medios de comunicación (su peor enemigo según ellos mísmos) es muy similar. En tierras venezolanas la situación es más radical, muy similar a Cuba. Intervención de señales, cierre de canales y radios y la novedad las guerrillas comunicacionales. Sin lugar a dudas Chávez piensa que política es la continuación de la guerra por otros medios, es decir, la política es una estrategia, una estrategia de guerra. Sino, no diría cosas como esta. Ver video.
No caben dudas que los monopolios comunicacionales son extorsivos y nocivos para una sociedad. Como se dijo en reiteradas ocaciones no bregan por la libertad de expresión sino la de su empresa. El caso del Grupo Clarín es paradigmático en este sentido. Pero existen otros medios que los escraches y la fanatización exacerbada fomentada por el canal gubernamental. Porque, como también se dijo con anterioridad, la televisión es pública no del gobierno. Entonces, se genera una situación de buenos y malos. De traidores y amigos.
A Clarín se lo combate con una ley de medios amplia, participativa, como la que se voto. Es cuestión de tiempo su aplicación. Si en el medio aparecen actos como escraches, juicios públicos a periodistas y demás barrabasadas, la sociedad comenzará a descreer (aún más) de las intenciones de los Kirchner.
Así como Menem trazó lazos con EE.UU que se decían carnales, aplicando casi a la perfección el Consenso de Washignton y entregando nuestro capital en manos extranjeras, ASÍ NOS FUE, Kirchner se entrega al amor de Venezuela y Hugo Chávez. Hasta ahora tenemos la valija con 800 mil dólares y varias denuncias de coimas en negociados con empresas venezolanas. La corrupción sigue.
Ayer escuché una frase que encierra y resume todo el trasfondo de Argentina en la actualidad. Los dichos en cuestión decían que el gobierno tiene el poder de la caja pero no tiene el otro poder, el símbolico; que sí lo tiene Clarín. Entonces, en esa lucha de poder, ambos lados se pelean a muerte (la política es la continuación de la guerra) para conseguir su cometido.Una vez más Maquiavelo tiene razón.