[COLUMNA PUBLICADA ORIGINALMENTE EL 7 DE DICIEMBRE DE 2011 EN PUBLIMETRO, EDICIÓN BOGOTÁ]
Esta semana, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar reveló unas cifras que a unos helaron la sangre y a otros nos la calentó. En lo que va corrido de este año, las denuncias por este abuso sexual contra menores aumentaron 56 por ciento, frente a los casos que se denunciaron el año pasado. A octubre de este año se han contabilizado 11.117 casos desde enero.
La cifra inquieta porque paradójicamente encierra una ‘buena’ noticia: Hoy más casos se denuncian. Más madres o los mismos niños lograron llegar a la instancia de la denuncia. Miles de niños son abusados todos los años, pero muchas madres en silencio se convierten en cómplices del agresor con tal de no perder la comodidad del statu quo o por no caer en la boca de las vecinas. Es el drama de los abusados invisibles que con mucho dolor guardan el secreto de ser víctimas.
En paralelo, el turismo sexual en ciudades como Cartagena y Bogotá galopa de manera cruel, arrebatando la inocencia de niños y niñas. Sin duda alguna, el abuso sexual contra menores está en el más bajo de los anillos del crimen, tanto por el delito mismo, como por la población víctima.
Según Paola Francesqui –conocida por muchos colombianos porque recibió el premio a la mujer Cafam en 2009 y la fundadora de la Fundación Niños por un Nuevo Planeta– en Colombia se vive una realidad escalofriante y sus cifras son más contundentes: Cada 30 minutos, 19 niños y niñas son abusados sexualmente.
Para acabar de completar, el sistema favorece a los agresores. Además de ese modelo económico machista en el que el hombre se ve favorecido al no ser denunciado para que siga ‘aportando’ al hogar, un agresor sexual cuando es identificado se le ‘trata’ para rehabilitarlo con tres o cuatro sesiones al año. Mientras tanto, muchos niños tienen que regresar a sus casas a padecer esa tragedia. De nada sirven esos tratamientos que más bien son instrumentos de complicidad legitimada por el Estado. Se cree que un agresor sexual ataca entre 185 y 500 niños a lo largo de su vida.
Ante esta situación, la Fundación Niños por un Nuevo Planeta se ha convertido en una esperanza en la búsqueda de una solución a este problema. En la actualidad, esta fundación atiende a 317 niños y niñas, entre los 0 y los 18 años (Sí, leyeron bien: hay bebés que han sido agredidos sexualmente). Hice un esfuerzo muy grande para contener el llanto al ver la sala con más de 25 cunas…
La fundación trabaja en las modalidades de Internado, centro día y consulta externa, pero las tres casas en las que funciona deben ser entregadas antes de junio de 2012, fecha para la cual debería estar construida su sede campestre en Sopó. La Fundación ya tiene el terreno que les donó la empresa privada, pero busca los recursos necesarios para cumplir esta meta, además de lograr el milagro diario de sobrevivir.
Así las cosas, los 317 niños víctimas de abuso podrían quedarse sin techo en los próximos meses. Al ver esa situación, un grupo de tuiteros está organizando una Twitteratón, evento que el año pasado recogió varias toneladas de ayudas para las víctimas de la ola invernal en distintas ciudades del país. Este año, los tuiteros están convocando no a un evento “para tuiteros”, sino para toda la sociedad en el que la solidaridad se convierte en el hilo conductor de la esperanza.
Este sábado 10 de diciembre se estarán recibiendo donaciones en la Calle 104C # 46-24 de 10:00 a.m. a 5:00 p.m. Se buscan productos de aseo personal para niños (Shampú, jabón, cremas, pañales, etc) y productos de aseo para la Fundación (Escobas, blanqueador desinfectante, jabón de loza, etc.) y mercados no perecederos. Pero más importante aún es la posibilidad de unirse al Plan Padrino en modalidades que van desde los 50.000 pesos mensuales con los que se cubren sus necesidades básicas de alimentación, educación y recreación.
Si usted quiere unirse a esta iniciativa no tiene que ser tuitero, solo tener la firme convicción de que el abuso no puede permitirse bajo ninguna circunstancia no con ningún pretexto. Si es tuitero únase a la iniciativa con los hashtag #NoAlAbuso y #Twitteraton ayude a salvar a un menor de edad del abuso sexual.