Revista Religión

La Cofradía del Santísimo Sacramento. Una antigua devoción eucarística en el mundo seglar

Por Joseantoniobenito

La Cofradía del Santísimo Sacramento. Una antigua devoción eucarística en el mundo seglar

La Cofradía del Santísimo Sacramento
Una antigua devoción eucarística en el mundo seglar

ROMA, domingo 17 junio 2012 (ZENIT.org).- Con motivo del 50 Congreso Eucarístico Internacional, ofrecemos un artículo de José Antonio Benito, historiador eclesiástico, sobre el origen las cofradías del Santísimo Sacramento.

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Por José Antonio Benito*

Las cofradías del Santísimo Sacramentoconstituyen la fuerza más importante que aglutina y fomenta la devoción al Santísimo. Conviene insistir en la repercusión social de la fe en el ordinario ambiente laboral, ya que es la fuente principal de la actividad del seglar. Como señalaba el experto uruguayo Guzmán Carriquiry, entonces subsecretario del Pontificio Consejo para los Laicos, en el Encuentro Mundial de Cofradías celebrado en Sevilla (España) en octubre de 1998, las cofradías tienen cuatro características fundamentales: la liturgia y la vida de oración; la caridad atenta a los más pobres y necesitados; la “cultura de vivir juntos la fraternidad cristiana”; y el aporte de obras de valor artístico e histórico que mantienen viva la religiosidad popular.

Fue la repulsa a la herejía de Berengario en el siglo XI lo que llevó a introducir el rito de la elevación en la Santa Misa. De igual manera, otras herejías impulsaron a crear instituciones como las cofradías. En 1246, el obispo de Lieja, monseñor Ricardo de Torote mandó celebrar en su diócesis la fiesta del Corpus, que provocó el surgimiento de las procesiones “teofóricas” en las que se portaba la hostia santa "in calice coperto", hasta la concesión de la procesión del Corpus con el papa Urbano IV. La primera cofradía eucarística parece que fue la “Confraternitate o Suoele o Compagnie del Sacratisimo Corpo di Cristo” fundada por el franciscano padre Cherubino di Spoleto y Bernardino Tomitano, hacia 1484 en Parma, Orvieto, Génova, Boloña, Forli, Macerata, Milán y en 1501, San Lorenzo en Damaso de Roma.

Según reza la introducción de los estatutos “cuatro pobres pecadores sin dotes, pero piadosos cristianos, fueron los fundadores y primeros miembros de la Cofradía” [1] Los fundadores y primeros miembros se presentaban en la iglesia todas las mañanas dispuestos a acompañar los viáticos con un cirio en la mano. Fue con el papa Paulo III cuando el dominico padre Tomás Stella estableció en 1538, en la iglesia de Santa María sobre Minerva, una cofradía del Santísimo Sacramento con bula Dominus noster Ieus Cristus del 30 de noviembre de 1539, que marcará el inicio de una fecunda proliferación de cofradías del SS por todo el mundo. En España, incluso antes de la citada bula, existían cofradías del SS por el impulso de doña Teresa Enríquez, la “loca del Sacramento” quien fue nombrada por el papa Patrona en España de la Archicofradía del SS y quien obtuvo de Julio II una bula especial para la misma. Más adelante, proliferarán asociaciones eucarísticas destinadas a practicar un culto más vivo a la Eucaristía como la Adoración Perpetua, día y noche, ante el Santísimo, de las benedictinas reformadas, el culto a las 40 horas, iniciativa al parecer de san Carlos Borromeo por bula del papa Clemente VIII en 1592. El 35 Congreso eucarístico de Barcelona de 1952 insta a que se renueven los votos para que entre todas la asociaciones eucarísticas se establezca con preferencia en cada parroquia la Cofradía del SS. Las cofradías del Santísimo Sacramento surgen a partir del Concilio de Trento con un profundo sentido religioso y espiritual, pues defienden la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Son llamadas también de Minerva, a imitación de la fundada en la iglesia de Minerva de Roma en 1539.

Una venerable tradición afirma que la Hermandad Sacramental del Sagrario de la Catedral, ‘La Pontificia e Ilustre Archicofradía del Santísimo Sacramento del Sagrario de la Santa Metropolitana y Patriarcal Iglesia Catedral de Sevilla’ fue fundada por doña Teresa Enríquez, "La Loca del Sacramento", en 1511, año en que llegó a Sevilla como integrante del séquito del rey Fernando el Católico y de su segunda esposa Germana de Foix. Traía consigo la famosa Bula Pastoris Aeternis expedida en Roma el 21 de agosto de 1508 por el papa Julio II, concediendo indultos y especiales privilegios para las cofradías eucarísticas que se iban instituyendo bajo el patrocinio de tan noble dama en todos los reinos españoles. A finales del siglo XVI se había extraviado la primitiva Regla, aprobándose otra el 21 de mayo de 1589 por el Provisor y Vicario General del Arzobispado hispalense el licenciado Bernardino Rodríguez. Poco después, el 17 de noviembre de 1607, era el Provisor D. Jerónimo de Leiva quien ratificaba unas nuevas Ordenanzas. Como era preceptivo, el Real y Supremo Consejo de Castilla aprobó otras Reglas el 19 de octubre de 1787. Las últimas por las que se rige datan del 26 de abril de 1993.

En todos los congresos eucarísticos internacionales, desde el de Lille en 1881, se ha incentivado la devoción al Santísimo y puede decirse que en todos ellos se ha preconizado como excelente medio la erección de la Cofradía del Santísimo. Éste en concreto “hace votos para que se trabaje por establecer en todas las parroquias, sobre todo en las Catedrales, una cofradía del Santísimo Sacramento”. El segundo, de Avignon, “desea, además, que todos los meses se dé a los cofrades una instrucción eucarística”. Del mismo modo se urge en los demás, con la añadidura de alguna norma o alabando las ya establecidas. El Código de Derecho Canónico recogió el deseo y lo expresó sabiamente en el Canon 711, 2. Tales palabras según declaró la Comisión e intérpretes en 1927 (AAS 19-161) no causan a los prelados obligación formal, pero manifiestan el deseo de la Iglesia que, entre todas las asociaciones eucarísticas, es deseo de la Iglesia que, entre todas las asociaciones eucarísticas, se establezca con preferencia en las parroquias de la Cofradía del Santísimo Sacramento, no siendo las demás, según la mente del canon, sino asociaciones que suplen a aquella en determinada circunstancia.

La cofradía del Santísimo Sacramento en Lima

Por el objeto de su culto, la más importante era sin duda la cofradía del Santísimo Sacramento. En Lima se creó el año mismo de la fundación de la ciudad por Francisco Pizarro (AAL, Cofradías, XLII:26, ff.9-13v). Parece ser que fueron los dominicos quienes la instituyeron en una capillita cercana a la futura catedral y consiguieron bula de confirmación de Roma un 25 de mayo de 1540 con las mismas gracias jubilares que la archicofradía de la Minerva de Roma. Hubo un litigio con la catedral para ver dónde debería estar y después de muchos encuentros y desencuentros se decidió que estuviese en el convento, con la condición de que con sus rentas acuda al culto del Señor en ambas iglesias. A mediados del siglo XVII los 24 hermanos y los cofrades decidieron regresar a la catedral y costearon un edificio contiguo, la parroquia del Sagrario. Según sus constituciones la cofradía estaba integrada por 50 hermanos seglares, aparte de los sacerdotes...La cofradía estaba obligada a financiar cierta “danza de niños”.

En el Virreinato, según el minucioso censo eclesiástico de 1619, ejecutado en tiempos del tercer arzobispo de Lima, Bartolomé de Lobo Guerrero, consta que en casi toda la extensión de la arquidiócesis tenía vida la cofradía del Santísimo Sacramento; en primer lugar, en la Catedral de Lima, pero también en las parroquias de Santa Ana, San Sebastián y San Marcelo; en el pueblo del Cercado; en el puerto del Callao; en la Magdalena, a cargo de los franciscanos; en la doctrina de Lunahuaná, en la de Chinchán a cinco leguas de Pisco; en Coayllo y Calango, en Lea, Luren, Nazca, puerto de Pisco, (cofradías de españoles y de indios), Chunchanga, Sumay (sic), Villa de Arnedo (o Chancay), Huacho, Carrión de Velasco Unto a la actual Vigueta), San Damián (en Huarochirí), San Lorenzo de Quinta (también en Huarochirí), Cajatambo, Reyes (cerca de Junín), Ninacaca (en Huánuco), Óndores, San Juan de Huariaca (en Paseo), Concepción, Matahuasi, San Jerónimo de Tunán, Orcotuna, Cincos (estas seis últimas en el valle del Mantaro, a cargo de los franciscanos), Llapo, Chacas y el Obraje, Tauca, Piscobamba, Llamellín, Santo Domingo de Huari, Huántar y Chavín, Ichopincos, Huaraz (estas ocho últimas en Ancash), y en la iglesia mayor de la ciudad de Huánuco.

A decir verdad, de la estadística revisada consta que la más extendida era la Cofradía del Santísimo Sacramento, seguida de las de Nuestra Señora y de las Animas, en ese orden. Los cófrades se obligaban a una particular devoción al misterio eucarístico y se esmeraban en honrarlo, con el máximo esplendor posible, en la fiesta del Corpus Christi.

[1] José Bachs Cortina “La cofradía del Santísimo Sacramento en la letra y en el espíritu del canon 711, 2” XXX Congreso Eucarístico Internacional 1952 “La Eucaristía y la Paz” Tomo I, Barcelona 1952, pp. 797-800.

José Castelltort “Restablecimiento de la cofradía de la Minerva” - XXX Congreso Eucarístico Internacional 1952 “La Eucaristía y la Paz” Tomo I, Barcelona 1952, pp. 801-806

*Historiador eclesiástico. Director del Centro de Estudios Toribianos de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. El presente artículo fue publicado por el autor en: “La devoción eucarística en los santos peruanos” Congreso Eucarístico del Norte del Perú. Arzobispado Metropolitano de Trujillo, Trujillo 2006, pp. 30-44.

 


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