En diciembre de 2011, cuando se anunció que la periodista catalana, Sandra Sabatés,iba a ser la nueva cara de El Intermedio, el público se llevó las manos a la cabeza. Los espectadores llevaban casi seis años compartiendo cuatro noches a la semana con El Gran Wyoming y Beatriz Montañez y el público apreciaba a ambos. Desde su llegada de Sabatés a la televisión había estado ligada a los informativos. Primero en una televisión local de L’Hospitalet de Llobregat y posteriormente como conductora del informativo territorial de TVE en Cataluña. En 2007, la periodista fichó por La Sexta Deportes.Por sus estudios pasaron Sara Carbonero y Pilar Rubio mientras Sabatés se hizo cargo de la sección de deportes del informativo de mediodía.
La periodista confesó que ya había hecho una prueba para el programa pero, hasta que no se marchó Montañez, no volvieron a llamarla para sustituirla, pese a que TVE intentase ficharla previamente para hacerse cargo del programa 59 segundos. La periodista declinó la oferta de la primera, aceptando la invitación de la Sexta. La única diferencia entre lo que hacía y lo que tenía que hacer en el Intermedio era el mantener la compostura ante las bromas del resto de equipo. Y, en muy poco tiempo, lograba que el público olvidara a Beatriz Montañez y aceptara a su nueva presentadora.
La cadena confía en ella como una de sus caras más visibles. Y, hasta el momento, ha negado toda posibilidad de cambio. “La Sexta y yo –declara– hemos crecido juntas. Es mi casa, en la que siempre me he sentido cómoda y arropada. No puedo pedir más que estar en El Intermedio. Es un reto y lo importante es ser feliz y coherente con lo que haces. Lo que tenga que venir, vendrá”, declaraba la presentadora. Por su parte, el Gran Wyoming ante el intento de la derecha de desprestigiarlo, desvelando datos sobre su patrimonio para desautorizar su discurso social que ven como “una contradicción”, nunca ha negado que es “rico”. Al contrario, ha defendió que pelear por la igualdad y la paz social no es un asunto de un buen benefactor, sino de inteligencia, porque, según dijo, no quiere vivir en un búnker rodeado de “caníbales que vienen a comerme”, sino en un mundo en el que sus “hijos puedan jugar en la calle”, sin miedo.
Periodista Digital, que dirige Alfonso Rojo, recoge, con tono de reproche, los datos desvelados por ABC: el artista posee una vivienda unifamiliar de 256 metros cuadradosen el madrileño distrito de Ciudad Lineal y un dúplex de 157 metros en Zahara de los Atunes. Es, además, el secretario del Consejo de Administración de 18 Chulos Record S.L., empresa presidida por el cantautor Javier Krahe, y administrador de Almonzon S. A, y Apelzon S.L., ya extinguida. Asegura que el artista posee “16 casas”, la mayoría de ellas “en el centro de Madrid, y de las que da detalles de los barrios en los que se ubican y de los metros cuadrados. Y destaca que el presentador enfrentó una multa de 910.000 euros de Hacienda “por irregularidades en sus declaraciones fiscales”. Los ataques a Wyoming, que ha venido liderando Francisco Marhuenda, director de La Razón, se suman a los intentos de desacreditar a personas de la izquierda que tienen éxito en su vida profesional y que, al mismo tiempo, mantienen un discurso social, como es el caso de Javier Bardem, entre otras figuras destacadas de la cultura, y más recientemente, Pablo Iglesias. Wyoming, que admite al periodista Gabilondo a lo largo de una entrevista que es “rico” y le aclara que es un tema de “conciencia”: “Yo pensaba así cuando no era rico”, puntualizó, antes de subrayar que a él, a diferencia de otros, le “merece el mismo respeto el rico que el pobre” y cree que “en ningún lugar está escrito que el rico debe pisotear al pobre… Me lo reprochan todo el rato y se supone que resta valor a todo lo que diga”, se lamenta Wyoming, quien defiende su rebeldía como una “cuestión de decencia” y de consecuencia.