La coherencia ¿profesionalizamos nuestra impotencia e incompetencia?

Me sorprende que un médico, especialemente un oncólogo, no acepte la muerte como parte de la vida y obre en consecuencia sin saber tratar a sus pacientes y no siempre respete tanto su muerte como su vida. Me sorprenden los que se dedican a servir a los ciudadanos desde la política, sin oír y atender a los ciudadanos como merecemos. Me sorprenden los terapeutas y coach que dan consejos sobre cómo vivir mejor la vida y lograr la felicidad, sin aplicarse ellos el cuento en su propia vida, procurando antes saberla vivir. Me sorprenden también aquellos que son simpáticos y cordiales cuando hacen su trabajo de relaciones públicas, pero son incapaces de mantener las básicas normás cívicas y humanas en su vida particular. Me sorprenden igualmente aquellos que enseñan (padres, maestros, docentes de todo tipo etc.) todo aquello que no sienten en su interior y se limitan a reglas, doctrinas y normas solo teóricas que escasamente ayudan a sus seguidores, alumnos o hijos.

Estamos en un mundo loco que se empeña a vivir de las apariencias y demostrar en todo momento que se está en lo cierto. Y es que el “dime de qué presumes y te diré de qué careces” está a la orden del día. Seguramente lo común qua hay entre diferentes tipos de profesionales y presuntos expertos en algo sea que no se implican personalmente en su profesión y, mucho menos, aplican sus propias dotes profesionales a su caso particular o su vida privada. ¿Conoces a algún médico que, además, sea un buen paciente cuando está enfermo? ¿Conoces a algún coach o terapeuta que identifique en su vida las áreas de mejora o carencias suyas, tal como lo hace con los demás, sus pacientes? ¿Será verdad aquello de “en casa del herrero, cuchillo de palo?

Personalmente siempre me ha preocupado caer en ese error tan común de solo parecer, sin ser. Y cada día más, lo que pienso, siento y hago en mi vida privada lo plasmo en lo que hago en mi vida profesional, lo que no siempre es fácil ni cómodo. Para mí es simple coherencia! Y aunque la ética, la eficacia, la humanidad y sostenibilidad que persigo no estén aún de moda! Pero creo que ser coherente es la única manera de ser realmente efectivo, trabajar con pasión y, en lo posible, ayudar a los demás y/o aportar lo mejor de mí al mundo. Sé que a veces esta manera de actuar despierta suspicacias, en un mundo en el que, lamentablemente, la gente no suele actuar así, aunque por ello lo sustituye con terminología supuestamente técnica con lenguaje un tanto oscurantista, además de con certificaciones, títulos o diplomas varios que certifican lo incertificable, como el que eres así y actúas desde dentro, avalado por tu trayectoria personal y profesional, por tu buen propósito de amar todo lo que haces y así hacerlo lo mejor posible, aprendiendo dispuesto cada día a mejorar.

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