Cola de parados ante una Oficia de Empleo.
Luis Fernández, presidente y fundador de ADES (Asociación Nacional de Desempleados), una sociedad que cuenta sólo con 8.000 asociados sin ninguna cuota que pagar y con un teléfono con llamadas gratuitas (900600321), se propuso hacer de su capa un sayo. Y lanzó la propuesta de formar una cola larga de parados, casi de cinco kilómetros que son los que separan el congreso de los Diputados del Palacio de La Moncloa. Además, invitó a sumarse a otros colectivos como “los afectados por los abusos bancarios, los empresarios honestos que sufren impagos por parte de las administraciones, y los afectados en general por los efectos de una crisis económica de la que no somos responsables”. Tanto en las Cortes, donde daría comienzo la cola, como en la residencia presidencial, en donde terminaría, pensaba entregar un documento en el que se exigía que se garantizase el abono de una “Renta Básica Ciudadana” (como la de los 426 euros que Zapatero acababa de eliminar) para desempleados sin prestación. Igualmente, reclamaba que se paralizase por decreto la ejecución de hipotecas, los desahucios y el corte del suministro energético a las personas que habían perdido su empleo. “Nos hemos dirigido tanto al presidente del Gobierno como a los sindicatos y no nos han hecho caso”, se quejaba Fernández. “La única que se ha dignado a atendernos ha sido la Defensora del Pueblo”.
En su portal (adesorg.2009), Fernández advertía que el evento se realizaría con civismo, sin pancartas, sin cortes de tráfico, sin molestias a los vecinos. Y esperaba que un mínimo de 4.000 personas se unieran a la fila. “Si la respuesta es buena –advertía– queremos repetir todos los meses, hasta que se atiendan nuestras reivindicaciones”. Fernández esperaban que fuera la cola de parados más larga de la historia, a falta de homologación de los Recod Guinness… Pues bien, el día de su convocatoria, el pasado 24 de enero, no fue capaz de movilizar más de un centenar de parados. Y de la cola más larga se pasó a la más corta. Pero la crisis no se había detenido y, una semana más tarde, se anunciaba que el número de parados registrados en España alcanzaba por primera vez los dos millones doscientas mil personas. Y los mismos pensionistas temen sufrir más recortes en el pacto social recién firmado.
“¿Se ha apoyado a los autónomos y a las pequeñas y medianas empresas? –continúa Fernández preguntándose– ¿Se han llevado a cabo medidas para fomentar la creación de empleo? Hasta que eso no ocurra, no habrá varita mágica para solucionar el problema del paro. Espera que el Estado avale, amparándose en el artículo 41 de la Constitución, a las personas en desempleo que no puedan hacer frente al pago de su hipoteca, de su alquiler o de su factura de la luz, y que demuestren que es así por sus problemas económicos derivados del paro. Esas personas podrían devolver el dinero si encuentran un empleo. En el peor de los casos, que los bancos se queden con las casas pero que no sigan cobrando la deuda, como hace poco han avalado dos jueces en dos sentencias”.
Fernandez insiste que se ha ofrecido a los sindicatos a participar, les ha invitado a que escuchen a los parados. Pero los sindicatos “no están haciendo nada en defensa del colectivo de desempleados y afectados por la crisis. ¿Dónde y cuándo han hecho algo? Estaría más que satisfecho con recibir una llamada de ellos aunque sólo fuera para desearnos buena suerte y darnos ánimo. Hay parados que se entran en depresión y están anulados como personas y hay desempleados que siguen con ansiedad la búsqueda de puestos de trabajo, esos son los dos extremos más habituales”.
Los parados no quieren escenificar su presente. Prueba de ello es la respuesta a la llamada de este vídeo. Pero desean con toda su alma encontrar trabajo.