Revista Opinión

La cola venezolana

Publicado el 07 agosto 2014 por Purasvitae @PurasVitae
La relación de amor y odio entre las colas y los venezolanos es antológica. Sera que desde peques cuando hacíamos la fila para entrar a clases, y antes entonábamos el himno nacional, empezó el caldo de cultivo con el que los venezolanos nos aferramos a la cola como una manera de vida, como el sabor de cada día, como el orgasmo ciudadano que necesitamos para poder decirle al mundo así somos y te lo calas o te vas.

La cola venezolana

(Fuente: http://www.aporrea.org/)

Las colas son de siempre, son una manifestación de un supuesto orden que intentamos seguir pero que siempre le damos la vuelta para vencerlo y burlarlo, como le decimos a la gente: No joda, la cola era de cinco horas pero me ahorré un par de ellas por una movida, un contacto, un hombrillo. La involución revolucionaria ha sentado la cola como el aspecto fundamental y fundacional del nuevo venezolano, la nueva manera de ejercer política a diestra y siniestra, en Venezuela y fuera de ella.

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(Fuente: http://talcualdigital.com/)

En Venezuela la cola va para todo, desde que la gente sale de su hogar camino al laburo hasta las diversas necesidades que están bajo el control del régimen y que no tenemos otra vía, a menos que apelemos al habitual contacto: Tengo un cuñado, tengo un amigo, tengo un tipo que la mueve. En el caso del movimiento urbano las colas surgen porque las vías no dan más, se quedaron pequeñas para el caos población de las ciudades – aunque entre los que se han ido y los muertos por inseguridad baja un poco la cosa – además los venezolanos que creemos que manejamos como los mejores en realidad manejamos como el orto. Al momento de transitar, vehículo particular, taxi, mototaxi, bus y afines, los venezolanos iniciamos una guerra en la que el principal objetivo no es llegar primero, es que el otro no llegue. Entonces no damos paso, nos montamos en las intercesiones, somos capaces de chocar otro coche con el fin de que alguien no se nos ponga adelante. Así vamos, el hombrillo es el canal rápido de la cola, cuando no estamos apurados y vamos en nuestro canal normal vamos con la mentada: Este guevón/hijo de puta que hace lo que le da la gana, por eso estamos así. En cambio se presumimos de un apuro y nos creemos ambulancias, vamos por el hombrillo y con la felicidad del que acorta tiempo: No joda aquí no hay quien vive, bueno tengo que llegar, que se jodan.

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(Fuente: http://cdn.elimpulso.com/)

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(Fuente: http://cde.trome.e3.pe/)

El yoísmo de los venezolanos es tan fuerte que ha sido capaz de suplantar al desmerecido sentido común. Somos capaces de admirar el orden de otros países, ya sea el mismísimo imperio o buena parte de los países europeos, pero cuando la cosa es acá el orden lo ponemos nosotros porque básicamente sabemos que la ley y el orden si joden, tienen precio.

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(Fuente: http://www.leanoticias.com/)

El yoísmo es el baluarte de que los venezolanos hagan cola como si fuera un deporte, mas allá de las necesidades per se, si vemos que están sacando cédulas y aunque tengamos dos o tres, vamos y sacamos la cuarta por si acaso. En estas colas todos los venezolanos, o casi todos, tenemos un compartimiento similar previsible: Primero llegamos tranquilos, asqueados de tantas colas y filas pero con el objetivo entre ceja y ceja de acortar los tiempos. El estudio es evidente, cada uno de nosotros empezamos a sacar cuenta: Si la cola es de un sitio del que nosotros tenemos contacto o formamos parte, si la cola la dirige alguien que es amigo de nosotros, si la cola tiene otras cola que nos permita realizar un “salto”, si al funcionario o encargado de la cola se le puede mojar la mano con unos mangos para que nos ahorre la espera.

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(Fuente: http://comovieneviniendo.files.wordpress.com/)

Aquí todos decimos: ¿Yo? ¡Incapaz! Lo siento queridos todos, asa somos. El venezolano que se va a colear porque tiene cómo es tan evidente como el venezolano que se arrecha porque, aunque apela al orden y al respeto, no tiene la manera de acortar ventajas. El que se colea te dice de frente: No joda, yo no tengo tiempo para esta vaina, tengo cosas que hacer. O te agrega, la gente si es guevona la verdad, pobrecitos que tienen que hacer la cola. El que se quiere colear pero no tiene como es más fuerte en su tono: Por eso estamos como estamos, puro coño e madre coleándose. ¡Mira! ¡Mira! Ahí van dos que trabajan aquí y los adelantan porque tienen que trabajar, no joda, ¿acaso yo no tengo que trabajar?

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(Fuente: http://www.venezuelalibre.tk/)

El encuentro entre ambos venezolanos genera altercados, desencuentros, tensión o a lo venezolano: Patá y coñazo! El problema es que desde que tenemos revolución la mayoría de las disputas se resuelven a tiros.

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(Fuente: http://www.elpropio.com/)

No sé cuándo se terminó de joder el ADN venezolano, no sé cuándo decidimos que todo a los coñazos es mejor, por aquello de que es más fácil pescar en río revuelto. A los que andan vestidos de vivos suele serle más difícil irse del país, cuando tienen que enfrentarse a coñazos con una realidad que difiere de la nuestra: Mientras más orden, mejor es un país.

La cola venezolana

(Fuente: http://elvenezolanonews.com/)

La cola venezolana es una demostración fehaciente de que no vamos bien y que el destino del país es peor de lo que auguramos. Cola para productos que escasean, cola para trámites oficiales, colas para enterrar muertos, colas para hospitales, colas para clínicas, colas para operarse, colas para irse del país, colas para vivir. Además de las habituales colas para entrar en un avión, con sillas numeradas (Lo sé, con la reventa hay que cuidar puesto y espacio para equipaje), colas para un evento con lugares seleccionados y un largo etc., de colas.

La cola venezolana

(Fuente: http://zorbash.blogspot.com/)

Le pido a Dios que encontremos la manera de despertar en el ADN venezolano la patica del sentido común. La que nos manifiesta que nos debemos a un orden para poder vivir en grupo, que debemos respetar las sencillas normas de una sociedad: Si usted llega antes, debe salir antes, si usted tiene todo para su trámite, lo hace y se va. Si usted va por su canal y otro quiere colocarse ante usted no es que lo quiere joder, es que eventualmente tiene que estar en ese canal para otro motivo. Que si usted se monta en el hombrillo en algún momento éste se tranca y va aumentar la cola aunque se disfrace de ambulancia. Que aunque permita que su cerebro involucione y se convierta en motorizadopensante, eso no le está solucionado el problema de fondo: La crisis estructural del transporte público y privado así como las vías del país y especialmente de las grandes ciudades. Que si usted mentó madre cuando los motorizados trancan un puente porque llueve y ahora lo hace usted, en realidad por esas cosas de la vida usted se mentó la madre. No estamos bien, ¿verdad?

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(Fuente: https://elamargado.files.wordpress.com/)

El alzamiento mental que sembró el narcogobierno como plataforma para hacer política nos tiene en la cola al barranco. Este es otro, en lo político y económico tenemos varios años instalados en el barranco, en cambio aquel en el que estamos haciendo cola puede terminar de implosionar el país o puede acostumbrarnos a vivir como cubanos vivieron la Cuba de Fidel.

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(Fuente: http://www.cubaenmiami.com/)

Vale concluir que no hablamos del Metro, otra experiencia que resume lo que somos como país, pero de eso les escribo en otra ocasión, los dejo porque tengo que hacer una cola…

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