La colección "Sunrise" de Mónica Cordera para la primavera-verano 2016 engloba propuestas para invitadas con detalles de elegancia natural

Libre, ponderosa, salvaje. Así es la propuesta de Mónica Cordera para el próximo verano. Una colección explosiva en la que la fusión cultural es la clave de unos diseños que se atreven con un estallido de color tan atractivo como impactante. Con la vista puesta en el horizonte y mirando a los ojos al atardecer, los patrones van creando un baile de siluetas y matices que se funden dando lugar a tonos neutros y relajados.

Propuesta de Mónica Cordera para la primavera-verano 2016

Sinónimo de confianza y belleza absoluta, su musa es una mujer fuerte, con carácter y con ansia de libertad. Ella pertenece a un lugar mágico hecho para soñar, en el que las luces cobran vida en propuestas que se ornamentan con detalles llenos de elegancia natural y que la devuelven a sus orígenes (a la tierra).

Propuesta de Mónica Cordera para la primavera-verano 2016

La base de su nueva propuesta son los vestidos fluidos, las faldas plisadas con cuerpos de encaje y sofisticados pantalones palazzo que se ciñen sutilmente a la cintura y en los que las superposiciones, drapeados y volantes vuelven a ser sello de la firma. En ocasiones, éstos dejan paso a conjuntos dos piezas que vuelan desde la austeridad y adquieren tintes masculinos combinando crop tops con culottes y pantalones anchos en looks más urbanos.

Propuesta de Mónica Cordera para la primavera-verano 2016

La colección está compuesta de texturas y detalles que la enriquecen: paillettes, bordados a mano y aplicaciones florales se tocan, giran y se perciben entre sí como halos de luz que aportan energía a unos patrones firmes y estudiados que invitan a fundirnos directamente con la tierra y la naturaleza. Un mix de texturas que se suaviza con la brisa de una cálida tarde: puntos con caída, georgettes y crepés conviven en un mismo universo.

Propuesta de Mónica Cordera para la primavera-verano 2016

La paleta cromática toma su punto de partida en colores crema, nude y blanco roto para culminar en una explosión de color y estampados en los que las flores y los juegos de colores se imponen. Finalmente, las primeras sombras del atardecer hacen su aparición en vestidos entallados en los que se intuye la necesidad de seducir a través de transparencias que se cubren con tules ansiando ser descubiertas, escotes pronunciados en la espalda y aberturas que liberan la piel y reclaman una segunda mirada.

Propuesta de Mónica Cordera para la primavera-verano 2016