¡Cuánto tiempo ha pasado desde la última columna, queridos lectores!
Desconozco si se me ha echado de menos en estos meses sin casi noticias de servidora. El (des)amor por el noveno arte ha sido menor que las obligaciones. Pero, como ocurre siempre en los finales de año y comienzos de otro, me hago la promesa de intentar actualizar regularmente mi columna.
Hoy es navidad, por si no lo habíais notado. Eso signfica que nuestros queridos/as compañeros de fatiga amantes del cómic, esperan su particular regalito. Que digo yo que podían comprarlo y ya está, pero ya sabemos como es ésto de la ilusión. Pero eso lo dejo para otro día. Porque, si señor, ocurrió un milagro sin estrella de belén por medio: ¡Estoy leyendo un cómic!.
Ocurrió casi sin darme cuenta, como casi todo lo importante en la vida. Yo, curtida en mil batallas de recomendaciones de lecturas, tuve la tentación de la curiosidad. Ya sabemos que la curiosidad mató al gato y abrió la caja de Pandora, pero ¡qué le vamos a hacer!. Mi chico, leía con interés un pequeño libro. “Scott Pilgrim…Parece divertido por el dibujo” pensé. Y le pregunté:
-¿Qué lees?
-Han hecho una película del cómic. Es buenísmo.
En realidad, que hayan adaptado el cómic y que él me diga que es buenísimo lo he escuchado muchas veces.
-¿Cuántos son?
-Seis
Decidí que no perdía nada por intentarlo. Porque, aquí donde me véis, ya había leído los tomos de Video Girl AI, y me prometió que me gustaría mas que ese manga.
Y ¡vaya si lo ha hecho!; Divertido, genial, loco…estoy deseando leer el segundo tomo. Porque Scott Pilgrim lo vale, si señor.
Celia