Mayo 2013
464 Pág.
Esfera de los libros
19€
En medio de la Gran Depresión americana, una mujer logrará que la vida, poderosa, se abra camino cargada de esperanza.La Bolsa se ha hundido. América se sumerge en la Gran Depresión. Una mujer, a solas, trata de infundir esperanza a las madres más necesitadas, mientras el mundo, a su alrededor, comienza a desangrarse.Últimamente me está dando por leer historias sentimentales que estén ambientadas en épocas un tanto convulsas. La comadrona de Hope River nos sitúa en Octubre de 1929 en Maine, y justamente en el llamado Martes Negro. Wall Street se ha derrumbado y a consecuencia de ello la mayoría de los empresario se han ido a la quiebra. Entre ellos: William MacIntosh, propietario de un Consorcio Mínero y padre del que será el primer caso, que se nos cuenta, como comadrona de Patience Murphy.
En los primeros momentos conoceremos muy poco de Patience, solamente su vida como comadrona, su forma de comportarse con sus pacientes y sobre todo sus miedos y anhelos a la hora de traer al mundo a un nuevo bebé.
Sin embargo en medio de todas sus peripecias la autora nos irá dando algunos datos sobre el doloroso pasado de Patience. Una mujer que desde bien niña ha tenido que sufrir el dolor de la pérdida. La pérdida de su padre desaparecido en alta mar, de su madre posteriormente. A causa de ello su entrada en un orfánato y posteriormente el amor y la pérdida nuevamente.
Como digo su historia es dura, y ello la ha marcado para toda la vida. Patience ha cometido muchos errores, errores que la llevan a tener que esconderse en las montañas de Hope River y sólo salir para asistir a partos de las mujeres más necesitadas. Cuando vamos avanzando en la historia y a medida que vamos conociendo a más personajes es inevitable darte cuenta que el denominador común de la historia es la pérdida. Ya sea del amor, de un padre, de un hijo, de un trabajo, de un hogar...todos sufren.
Obviamente la trama se basa en mucho de los casos a los que tiene que atender la comadrona. Llamadas en mitad de la noche para atender partos, la mayoría de ellos aún a sabiendas que no le van a pagar. Patience se debe a su trabajo y no piensa en nada más. Ello la llevará a recorrer desde casas más acomodadas hasta tener que trasladarse a los asentimientos mineros donde numerosas familias viven en la pobreza más absoluta.
De casas sólidas y firmes a chabolas de cartón. Y de familias acaudaladas pero infelices a familias pobre pero unidas.
Como personajes cabe destacar a muchos, la mayoría de los pacientes son inolvidables por una u otra causa. Alguno de los casos son desgarradores y llegan al corazón al leer sus historias. Otros son entrañables y aunque parezca raro dada las circunstancias otros son muy divertidos.
Desde luego cabe destacar a Bitsy, una criada negra que enseguida congenia con Patience y pasa a ser su ayudante en los partos. Es una chica alegre, capaz y entusiasta que poco a poco le va ganando el corazón a la protagonista. La señora Potts, antigua comadrona y la que le legara mucha sabiduría a Patience.
Por otro lado tenemos a Daniel, un veterinario que poco a poco se va acercando más a Patience y le hace despertar cosas que creía muertas.
Katherine y su desgraciado matrimonio...
La época en la que se narra la historia es extremadamente dura. No hay trabajo, no hay dinero, no hay recursos ni para lo más simple. Mujeres mueren en sus casas por no poder pagar un hospital para alumbrar a sus hijos si llegan con problemas. Familias enteras emigran sin saber a donde en busca de una vida mejor.
Por si todo esto fuera poco comienzan a renacer antiguos grupos y pronto el Ku Klux Klan volverá a reagruparse para reivindicar la supremacía de la raza blanca y su rechazo ante los negros. Lo que traerá grandes problemas tanto para Patience como para Bitsy y buena parte de la comunidad de Hope River.
La comadrona de Hope River me ha llegado. A pesar de ser una novela algo extensa lo cierto es que se lee de una sentada y aunque continuamente lo que vivimos son capítulos de recién nacidos no apetece que acabe. No me hubiera importada que durara doscientas o trescientas páginas más con tal de seguir disfrutando de Patience, Bitsy, Daniel y todo Hope River en general.
Una novela dura, pero sobre todo una historia emotiva, donde aunque está presente un dolor desgarrador continuamente premia la esperanza, la lucha y la nueva vida.
Donde descubrimos a una mujer, Patience, que sólo ha conocido el dolor en su vida, sus momentos de felicidad han sido breves y aún así sabe sacar la parte positiva de ello. Una mujer fuerte y con ganas de dar felicidad a otras mujeres, una mujer que ante todo se merece ser feliz.
Para las que sean de mi "club" de novelas sentimentales no dudéis un segundo en leer La comadrona de Hope River.