—Ya. Pero a mí me gusta vivir el presente, me gusta gastar dinero si me apetece. El dinero va y viene. Las experiencias no, esas solo vienen si las vives, y para vivirlas hace falta dinero.
—Sí, pero tú siempre serás pobre. Yo, por ejemplo, tengo mucho dinero ahorrado, nunca seré pobre.
—No serás pobre económicamente, pero sí espiritualmente.
—Prefiero estar tranquila, teniendo todo ese dinero que vivir sin apenas nada, siempre pensando en si podré pagar las facturas.
—Es una decisión tuya. Pero piénsalo. Cuando te vayas a la tumba, ese dinero no dirá nada, será un montón de papeles sin valor. En cambio, si vives sin pensar demasiado en él y disfrutando cada momento como si fuese el último, morirás llena de recuerdos, que al fin y al cabo, es de lo que se compone la vida, de recuerdos. No de montones y montones de billetes o infinitos números en la cuenta corriente.
—Ya. Es cierto. Aun así, prefiero llevar esta filosofía de seguridad económica. No lo puedo cambiar.
—Todos podemos cambiar si nos lo proponemos.
—Yo no quiero cambiar. Quiero morir dejando una buena herencia a mis futuros hijos.
—Totalmente respetable.
—Sí, igual que tu parecer sobre este asunto.
—¿Comemos ya, o quieres esperar a morir para comer también?
—Comemos, comemos. Ni que fuese a morir hoy mismo.
Una hora más tarde, una ambulancia llevaba el cuerpo de la adinerada joven hacia el ambulatorio más cercano. Una oliva de la ensalada quedó atascada en su esófago, reventándolo y produciendo una infección en la cavidad torácica; una infección mortal. Murió sola, sin pareja, sin hijos, sin viajar, sin probar cosas nuevas por no querer gastar ese dinero tan preciado, por tanto murió vacía, eso sí, con una cuenta corriente ejemplar que el banco utilizó en bienes gananciales.
No olvides que puedes suscribirte al blog para estar al día de nuevas publicaciones, clicando en el botón azul de la esquina superior derecha "participar en este sitio" y validando con tu cuenta de Google. Si te ha gustado lo que has leído, puedes compartirlo con tus amigos y dejar tu comentario, siempre es de agradecer y me ayudarás a continuar. Muchísimas gracias por tu visita y por leer mis historias. Saludos.José Lorente.