Revista Salud y Bienestar

La competitividad en el sistema educativo como fuente de enfermedad

Por Miguel @MiguelJaraBlog

Carlos González, licenciado en Ciencias Físicas, ha sido profesor de secundaria durante 24 años. Soñaba con que una educación diferente era posible hasta que consiguió su sueño. Debemos este testimonio a Alish, periodista amiga interesada por lo poco conocido.

La educación ha ido perdiendo su carácter de formación para convertirse en algo deformativo, en mero instrumento para favorecer la competitividad; una rama más de la economía. La competitividad es ahora un valor pedagógico. Y aquí es donde engarza la educación con la salud o la falta de la misma.

Lo entiendo gracias a un comentario de mi amigo el médico Enrique Gavilán. La competitividad es un factor clave para la génesis de los trastornos como el de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en los niños.

Como alternativa, en Finlandia llevan años reformando la educación hacia un modelo más inclusivo e integral. Con respeto a la individualidad, con evaluaciones (de escuelas, alumnos y profesorado) mínimas. El modelo tiende a ser universal, con poca presencia del sector privado. Es totalmente gratuito (incluido material) y obtiene las mejores notas en las comparativas entre países.

Uno puede pensar observando los diferentes modelos que la prevalencia de TDAH en Finlandia es menor, pero no es así. Es similar a países como Estados Unidos (EE.UU.), en torno a un 5-10%. La diferencia es que en Finlandia apenas se medica. Lo “absorbe” el sistema educativo, evaluando sus necesidades específicas y tratando de adaptarse a ellas.

Sin embargo, el modelo inclusivo Finlandés en cierto modo está fallando. Se tiende a tratar a los niños diagnosticados como TDAH en unidades escolarizadas específicas y especializadas, con el peligro de que al final pasemos de un escenario de medicalización a otro de “escuelarización”.

En cualquier caso, es una excusa preciosa para debatir. No se sabe mucho sobre el TDAH, su origen y su manejo, ciertamente. Eso sí, siempre es más fácil medicar a un niño que cambiar todo un sistema educativo (en Finlandia tardaron tres décadas…). Si queréis saber más sobre este polémico trastorno, además de todo lo publicado en este vuestro blog, podéis leer lo que publica Jordi Badía, un padre que decidió no seguir las recomendaciones habituales y dejar de drogar a su hijo por ello.


Volver a la Portada de Logo Paperblog