Fuente: www.elnuevodia.com
Los cambios en la función microbiana pudieran promover afecciones inflamatorias como la
enfermedad de Crohn.
Rochester, Minnesota: Un científico de Mayo Clinic, junto a sus colaboradores, demostró que la composición genética y la alimentación de una persona interaccionan para determinar el tipo de microbios existentes y cómo actúan en el intestino que los alberga.
El estudio se realizó en ratones con inactivación genética y sin microbios a fin de imitar el estado genético que afecta a 1 de cada 5 personas y aumenta el riesgo de padecer enfermedades digestivas. Los resultados aparecen en Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias.
“Nuestros datos revelan que los factores que ocasionan las diferencias en la composición genética de la persona, que en este caso son los genes que afectan a los hidratos de carbono en el intestino, interaccionan con el tipo de comida ingerida.
Dicha combinación determina la composición y función de los microbios residentes”, comenta el doctor Purna Kashyap, gastroenterólogo de Mayo Clinic y primer autor del estudio, quien también colabora en el Programa del Microbioma del Centro de Mayo Clinic para Medicina Personalizada.
Importancia de los resultados
Aproximadamente 20 % de los seres humanos carece de un gen que codifica las proteínas para procesar un hidrato de carbono específico, un azúcar en la mucosa intestinal conocido como fucosa. La interacción demostrada por el equipo de investigación es valiosa porque muchas bacterias son diestras en la utilización de los hidratos de carbono como la fucosa, cuya presencia es abundante en el intestino.
Al enfrentarse a una alimentación que contiene poca o ninguna azúcar vegetal compleja, estas bacterias se ven obligadas a cambiar su función, especialmente en las personas que carecen de la fucosa. Esto se observó con la expresión alterada del gen metabólico de uno de los microbios principales del intestino: el bacteroides tetaiotaomicron. Los cambios en la función microbiana demostrados en este estudio pueden, a su vez, fomentar un “panorama digestivo” capaz de promover afecciones inflamatorias como la enfermedad de Crohn.
El microbioma representa a millones de microbios presentes en el intestino y demás partes del cuerpo, que realizan funciones especializadas para ayudar a mantener equilibrado al metabolismo. La combinación microbiana es única en los seres humanos y en otros animales, por lo que para una existencia sana, deben funcionar bien el genoma y la alimentación personales.
Otros investigadores del estudio son, por parte de la Universidad de Stanford, la doctora Angela Marcobal, Samuel Smits, doctora Erica Sonnenburg, la doctora Elizabeth Costello, Steven Higginbottom, la doctora Susan Holmes, el doctor David Relman y el doctor Justin Sonnenburg; por parte de la Universidad de Colorado en Boulder, Luke Ursell; por parte del Instituto Médico Howard Hughes y de la Universidad de Colorado en Boulder, el doctor Rob Knight; por parte de la Universidad de Michigan el doctor Steve Domino; y, por parte de la Universidad de Washington, el doctor Jeffrey Gordon.
La investigación fue financiada por los Institutos Nacionales de Salud, la Fundación de Estados Unidos para la Enfermedad de Crohn y la Colitis, la Fundación Walter e Idun Berry y la Dotación “Thomas y Joan Merigan” en Stanford.
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