
Cuando nos comunicamos, al hablar y escuchar, compartimos significado. De hecho, trabajando en dar cuidado, me di cuenta que las palabras que he hablado (a mí mismo y a los demás), y a lo que le he puesto atención, me dieron la experiencia que tengo que hablar con mucho cuidado.
Por lo tanto, tomemos un minuto para observar un aspecto de la comunicación que determina tu bienestar en el cuidado:
¿Cómo hablar para crear bienestar? “La vida es un 10% lo que te pasa y un 90% cómo reaccionas a ello”. Charles Swindoll.
Imagínate a ti mismo visitando a un ser querido en el hospital. Estás caminando por el pasillo, cuando escuchas a dos personas hablando. Uno de ellos señala a una enfermera que viene por el pasillo y le dice a su amigo: “esa tiene una pésima actitud”. Más tarde, te encuentras a esa enfermera en la habitación de tu ser querido. ¿Te sientes bien respecto al cuidado de ella a tu ser querido? Cuando hablamos, creamos realidades, tanto para nosotros como para quienes nos rodean. Y los que nos rodean, a su vez, crean experiencias para nosotros. Al igual que los peces que nadan en una pecera común, cada uno de nosotros creamos nuestra propia experiencia y la de los demás.
Constantemente estamos siendo infectados por otros. ¿Hay alguien que conoces que habla de una manera que te desinfla, o que agota tu energía? ¿Cómo te sientes después de escuchar las noticias de la televisión? O quizás tienes un amigo que es propenso a decir cosas como: “¡estoy teniendo el día más horrible!”, o “¡no vas a creer lo que ella me dijo!”. Por una manera de pensar, estás siendo invitado a participar en un “catastrofismo”. Cuando alguien está siendo negativo o hipercrítico, soy conocido por decir cosas como: “¡oye, deja de cagarte encima”.
Es fácil pensar en las maneras en que las palabras de los demás nos afectan, pero ¿qué pasa con la forma en que nuestros propios pensamientos y palabras afectan cómo nos sentimos? Si dices “el dar cuidado es difícil”, ¿quieres decir que estás resuelto a que éste sea difícil? ¿Cómo cambia tu percepción sobre éste cuando dices “el cuidado de personas mayores es un reto”? Considera la forma en que “compartes” sobre el dar cuidado con tus hermanos, amigos o familia. Usamos palabras para describir sentimientos, pero las palabras también generan sentimientos, así que elígelas con cuidado, o piensa en las palabras que usas cuando estás pensando en dar cuidado a personas mayores a las cuatro de la mañana. Esas palabras, que corren a través de ti, crean tu experiencia sobre el dar cuidado.
Si bien muchas formas de comunicación en la vida ordinaria pueden parecer recreativas, (el comúnmente llamado “compartir”) el dar cuidado no es parte de la vida ordinaria. Tu energía y tu actitud deben ser preservadas a toda costa. Por supuesto, habrá momentos en que necesites darles rienda suelta, pero utilízalas con cuidado. Establécete un límite de tiempo. A continuación, pasa a formas de comunicación más constructivas, que son originadas por tu compromiso con el cuidado del paciente. Uno de tus mantras para dar cuidado podría ser: “si voy a hacer algo, lo haré bien”.
¡Pensar, hacer, ser positivo! apareció originalmente en AgingCare.com
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