La comunicación política en la era de la expansión digital se ha encontrado de frente con un factor que pocos mencionan, se trata de los algoritmos. Este encuentro ha dado origen a lo que algunos denominan la comunicación política algorítmica y yo me atrevo a definir como la irrupción de la Inteligencia Artificial en la comunicación y los gobiernos.
Esta comunicación política algorítmica es definida por Barredo como "fruto de la intersección entre las ciencias de la computación y las ciencias sociales, caracterizadas por la microsegmentación, por los diagnósticos personalizados, por la generación automatizada de contenidos."
Por lo tanto, la comunicación política algorítmica no es una construcción epistemológica basada única y exclusivamente en la reflexión teórica, sino que nace de la interpretación de la realidad del siglo XXI, basadas en prácticas concretas que se expresan en la digitalización de la sociedad moderna.
Esta interpretación de la realidad va más allá de la concepción de que los algoritmos son más que recursos matemáticos neutrales y objetivos, que solo administran las diversas plataformas web, y reconoce que estos son un factor muy importante en la comunicación política, sobre todo en los momentos de las campañas electorales.
Además de ello, se parte de la idea que la comunicación política no es temporal, ya que no solo se aplica en tiempo de campañas electorales; por lo tanto la revalorización de la comunicación política algorítmica, o comunicación institucional o de gobierno se produce en base a tres funciones claves, a saber:
1. Comunicación política algorítmica y su uso en la prospectiva.
2. La comunicación política algorítmica y la implementación de narrativas
3. La identificación de los fakes news por medio de bots o algoritmos.
Veamos cada una de estas funciones claves de la comunicación política algorítmica.
1. La comunicación política algorítmica y su uso en la prospectiva
Según las definiciones de Oxford Languages la prospectiva es una "Ciencia que se dedica al estudio de las causas técnicas, científicas, económicas y sociales que aceleran la evolución del mundo moderno, y la previsión de las situaciones que podrían derivarse de sus influencias conjugadas."
Por lo tanto, en ella se expresan dos funciones significativas, siendo la primera el estudio de las causas o determinantes de los diferentes procesos propios de la actualidad y la segunda, la cual le da su utilidad práctica y estratégica, es la capacidad de prevención de los procesos que se darán en el futuro inmediato y mediato.
Es por ello que la prospectiva puede usar la comunicación política algorítmica para el análisis de los públicos objetivos, considerados como factores de poder, y en las diferentes tendencias políticas presentes en las comunidades virtuales usadas como canales de esa comunicación política algorítmica.
Esas dos utilidades se van a expresar en la formulación de los escenarios, tanto inmediatos como mediatos.
La utilización óptima de la prospectiva en la comunicación política algorítmica le permite a las organizaciones políticas, entes de gobierno y Estado, y a aquellos factores o grupos de poder la formulación de medidas necesarias para direccionar sus narrativas, neutralizar efectos negativos por medio de la predicción de eventos o tendencias, e incluso de manipular resultados de políticas en el seno de los grupos sociales.
Imaginemos por ejemplo, que el gobierno de Ucrania a mediados del 2013 hubiera sido capaz de detectar las tendencias que desencadenaron en el Euromadian, o que en diciembre del 2020 el FBI se hubiera percatado del riesgo inminente de la toma del Capitolio el 6 de enero de 2021.
Si las tendencias que desencadenaron esos eventos hubieran sido detectados a tiempo, se hubieran tomado las medidas políticas para evitarlos.
No menos importantes, son los usos que la prospectiva, aplicada en la comunicación política algorítmica, puede dar para formular los escenarios de desarrollo de las campañas electorales.
El análisis del público objetivo como factor de poder
Si partimos de la idea de que la comunicación política algorítmica se basa en la formulación, divulgación y control de las narrativas políticas por medio de canales digitales, y que dichos canales se dirigen a comunidades virtuales, entonces se puede concebir que estás últimas son un público objetivo que pueden ejercer poder, entonces estamos en presencia de un objeto de estudio de la prospectiva y la comunicación política.
En esta articulación interdisciplinaria, entre prospectiva y comunicación política, el objeto de estudio son públicos objetivos, que deben ser analizados desde la recopilación de la información que se organiza en forma de Big Data.
Es con la Big Data, que se produce en las comunidades virtuales, el insumo para el análisis de público objetivo, ya que la prospectiva toma en cuenta dos factores claves, el primero de ellos son los actores inmersos en un proceso social.
Se puede asumir que en la comunicación política tradicional los actores son los partidos políticos, las figuras públicas y los medios de comunicación, pero con la irrupción de las redes sociales, las potencialidades de los algoritmos que administran estas y de la IA que crea los bots capaces de producir contenidos se produce un salto cualitativo hacia la comunicación política algorítmica.
Ese salto cualitativo se expresa en la capacidad cada vez mayor de los usuarios, manipulados o no por bots, de crear matrices de opinión pública y de expresar estás en forma de narrativas capaces de, no solo, inclinar la balanza por un candidato u otro en una campaña electoral, sino de influir directamente sobre el ejercicio del poder sin que sea momento de elecciones. Ahora que vivimos tan intensamente la geopolítica con la invasión de Rusia, recordamos como este país ya intervino en escenarios políticos previos, como las elecciones en Estados Unidos, el Brexi,...mediante ejércitos de crackers, bots,...
Es así que usuarios de las plataformas digitales se convierten en el público objetivo de la comunicación política algorítmica, y sus respuestas a diversos temas dan como resultado información muy valiosa que alimenta la prospectiva.
De esa manera, las organizaciones políticas y los gobernantes obtienen información muy valiosa, que al ser procesada usando la llamada inteligencia de fuentes abiertas (OSINT) pueden prevenir comportamientos políticos fácilmente identificables con la segmentación.
Las tendencias políticas presentes en las comunidades virtuales
El segundo factor, y no menos importante, que se puede estudiar con la Big data, son las tendencias políticas que se expresan en las comunidades virtuales.
Para conocer cómo usa la prospectiva el estudio de las tendencias se debe considerar que todos los ámbitos de una sociedad están íntimamente vinculados, por lo tanto si, por ejemplo, un segmento de ese público objetivo cada vez más se acerca o se aleja de posiciones radicales de izquierda o de derecha, se pueden hacer pronósticos de respuestas sociales a medidas políticas, leyes o sucesos.
No sólo se trata de conocer lo que los actores políticos piensan y sienten, sino saber que piensan y sienten en el marco de infinidad de tendencias que se expresan de forma política, y que pueden ser de naturaleza económica, cultural, ambiental, etcétera.
La comunicación política algorítmica facilita reconocer estás tendencias, y la prospectiva facilita poder analizar estás para producir los llamados futuros probables y futuros deseables, usando para ellos diversos métodos que nacieron exactamente con la llegada de la informática y que funcionan en base a algoritmos
La formulación de escenarios mediatos e inmediatos
La inteligencia entendida más allá de funciones policiales tiene como objetivo proporcionar información clave para que los llamados formuladores de la política de un Estado o de organizaciones políticas definan sus políticas, estrategias y tácticas. Es por ello indudable que la Big data, que se produce en comunicación política algorítmica, es una fuente invaluable.
Como producto de los análisis de los segmentos presentes en el público objetivo y de las tendencias existentes en el seno de la sociedad se pueden formular los diferentes escenarios, que serán los llamados futuros probables.
De esa manera, el ejercicio de la política logra prepararse a los contextos VICA (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad) que son, dicho sea de paso determinantes en el seno de las comunidades virtuales en las cuales la volatilidad se eleva a su máxima expresión con la viralidad, la incertidumbre se reproduce muchas veces por medio de los mismos contenidos, las tendencias y los segmentos sin extremadamente complejos y la ambigüedad está presente en muchas posiciones políticas.
En este sentido, la comunicación política algorítmica es invaluable para poder formular escenarios posibles, que alimentan la planificación estratégica, mientras que el seguimiento permanente de estos facilita la toma de decisiones.
2. La comunicación política algorítmica y la implementación de narrativas
La comunicación política se basa en la formulación, implementación y seguimiento de narrativas políticas que se dan por medio de la construcción de relatos. Esta función de la comunicación política ha sufrido una redefinición con la llegada de las redes sociales y demás plataformas digitales.
En el marco de las redes sociales la inteligencia artificial ha permitido la creación de los llamados bots, que son capaces de producir contenidos y de generar la viralización de estos. Una de las utilidades poco éticas de los bots es la generación de fake news en el seno de las comunidades virtuales, lo que atenta contra la veracidad y pone en riesgo de manipulación a la opinión pública.
Ahora bien, esta práctica poco ética de la democracia algorítmica esta basada en la construcción de narrativas políticas expresadas por medio de fake news.
Las narrativas políticas de este tipo logran que las personas asuman una realidad, sin que necesariamente sea cierta esta.
Las narrativas políticas basadas en fake news
Existen infinidad de casos sobre los fake news y sus usos en la comunicación política algorítmica, como por ejemplo uno que fue detectado por los responsables de la otrora Facebook que en agosto de 2020, señalaron en un informe
"Eliminamos 46 cuentas de Facebook, 41 páginas y 24 cuentas de Instagram vinculadas a la empresa de comunicación estratégica con sede en EE.UU. CLS Strategies. Esta red se centró principalmente en Venezuela y también en México y Bolivia. Encontramos esta actividad como parte de nuestra investigación proactiva sobre sospechas de comportamiento inauténtico coordinado en la región."
Ese "comportamiento inauténtico" es la práctica de crear páginas o cuentas falsas para divulgar lo que conocemos como fake news. El descubrimiento de Facebook hablaba de una red de páginas dedicadas a divulgar fake news en 2018 y 2019 contra los gobiernos de Venezuela y Bolivia, así como contra la campaña en México del, para ese entonces candidato, Andrés Manuel López Obrador. En este post hablamos de parte de todo esto: Las armas del enemigo.
Mientras que en Bolivia los fakes news de esta red se centraron en atacar a Evo Morales, quién fue sustituido de la presidencia de ese país en 2019 por Jeanine Áñez, quién actualmente enfrenta un controversial juicio por golpe de Estado.
Este caso muestra como desde una consultora estratégica se pueden crear narrativas políticas, basada en relatos expresados como fake news, que se divulgan por medio de canales en redes sociales.
Estos canales fueron constituidos en este caso, en lo que parece ser el método utilizado para divulgar narrativas políticas basadas en fake news, por medio de la creación de cuentas de Facebook e Instagram que se hacían pasar por medios de comunicación y organizaciones políticas de los mencionados países.
En este caso el público objetivo, segmentado según las cuentas falsas manejadas desde Estados Unidos, recibían fake news que formaba parte de relatos estructurados para divulgar una narrativa política.
En esta narrativa política se identificaba un villano, que era el objetivo del ataque, y se buscaba por medio de los perfiles definidos por el algoritmo lograr conductas movidas por emociones, que previamente estaban organizada y clasificadas en la Big Data.
Este tipo de prácticas, más allá de la orientación política, de quién sufre el ataque y de quien lo ejecuta, es el centro de un serio debate sobre la libertad de expresión en las redes sociales, la veracidad como parte integral de la información y los parámetros éticos de quienes ordenaron estrategias de este tipo.
Lo que conlleva la construcción de narrativas políticas en base a fake news raya en el término de operaciones de guerra psicológica contra los usuarios segmentados por los algoritmos de las redes sociales.
3. La identificación de los fakes news por medio de bots o algoritmos
Pero existe el otro lado de la moneda y es el uso de los bots en la detección de los contenidos que son fakes news.
La detección de los fakes news, de este mismo caso sirve de ejemplo para mostrar la otra cara de la moneda, es decir la posibilidad de identificar fake news y las estructuras digitales creadas para divulgar estas.
Lo que conlleva al debate sobre la utilidad de los bots para censurar informaciones tildadas de falsas. Muchos de estos software de inteligencia artificial se basan en la detención del uso de otros bots para generar los contenidos, así como para facilitar la viralización de los mismos.
Sin embargo, no todos los fakes news se generan por medio de bots, otros pueden crearse por medio de personas que con la información del perfil emocional de una audiencia pueden lograr, gracias a la hiperconectividad, la viralización de versiones poco o nada veraces. Sobre este tipo de fake news puede haber poco resultado en la detección.
4. Conclusiones
Ciertamente la confluencia entre las plataformas digitales 2.0 y la política hace posible la existencia de la comunicación política algorítmica.
Esta comunicación política algorítmica no está exenta de usos científicos como la prospectiva, como tampoco lo está de sus usos para la manipulación de públicos objetivos o para la censura de contenidos, pero siempre privará el lado humano que se expresa en la ética.
No es que la comunicación política algorítmica sea mala o buena, sino de asumir que es el ser humano el que termina decidiendo si los fines de esta tecnologías ayudará a la profundización de la democracia o por el contrario implica un peligroso riesgo para la misma.