Recuerdo cuando estaba embarazada de Sven, mi primer hijo, si bien es cierto fue un embarazo deseado, buscado, esperado, soñado, era igual mi primer embarazo y estaba llena de dudas y temores.
Meses atrás, habíamos planeado con mi esposo un viaje a Egipto, un viaje de ensueño y lo realizaría con casi 4 meses de embarazo, estaba muy asustada, por mi mente pasaba el temor de enfermarme, de perder a mi Bebé en un lugar tan lejos, de que sucediera cualquier emergencia, recuerden, en mi viaje anterior largo, ¡¡sobreviví un tsunami!! ¡No era para menos que estuviese asustada!. Recuerdo haber ido donde mi ginecólogo, allá en Suiza y pedirle me de medicinas contra la alergia, intoxicación de alimentos, asma, etc. Él me preguntó el porqué de mi miedo y le conté lo sucedido en mi último viaje a Tailandia y que claro, este viaje lo habíamos separado un años antes, ¡no imaginé quedar embarazada tan rápido! y tenía pánico de perder a mi bebé o que me sucediera algo y recuerdo muy claramente su explicación, diciéndome que no me enfermaría de nada y que tampoco había problema del hecho que esté tan nerviosa y asustada, porque en realidad todavía no existía ninguna conexión entre mi bebé y yo, así que tenía que estar tranquila porque mi nerviosismo no lo iba a afectar…
Me sentí tan impotente, solo lloraba por no sentirme comprendida y no podía creer lo que acababa de escuchar, viniendo de mi propio ginecólogo, un profesional de la salud y en un país catalogado ¡dentro del primer mundo! ¡Como podía decirme que entre mi bebé y yo todavía no existía ninguna conexión! Y para colmo de males, me sacó una cita con un psiquiatra, para ver si más bien él me medicaba y así me tranquilizaba de alguna manera.
Demás está decirles que nunca más regresé donde ese doctor, que cambié de ginecóloga, una doctora que me comprendió desde el primer momento, que nunca fui al psiquiatra y que terminé viajando a Egipto y gracias a Dios, no sucedió nada.
Pero… ¿que tan cierto puede ser el tema de la conexión con nuestro bebé durante el embarazo?, bueno, mucho más cierto de lo que ustedes piensan… desde hace un tiempo atrás vengo leyendo mucho material al respecto. Hace poco, también al respecto, llegó a mis manos un libro acerca de hipnosis a personas adultas que tenían diferentes problemas como inseguridad, falta de amor a sí mismos, problemas para generar relaciones con personas que querían, ira, etc. Problemas los cuales no entendían de donde provenían, ya que según ellos, habían tenido una infancia tranquila, sin problemas mayores.
Paso a relatarles 2 historias que me impresionaron mucho, la primera, es del libro a mención y la segunda es una historia de una persona que conozco.
1.- La primera historia, trata de una mujer que había sido dada en adopción desde muy pequeña, ella tenía muchos problemas para relacionarse con las personas y cada vez que una persona la dejaba o faltaba a su confianza se sentía inmensamente perdida, así que decidió someterse a una sesión de hipnosis, en ella comenzó recordándose en el vientre de su madre, recordaba recibir cantidades grandes de adrenalina, miedo y vergüenza provenientes de su madre, sensaciones que ella adoptó como propias, porque durante el embarazo y los primeros meses de nacido, los bebes adoptan todo sentimiento proveniente de la madre como propio, si la madre está triste, ellos también se sentirán tristes, si la madre siente temor, ellos también lo sentirán, no se ven todavía como seres separados de la madre, por eso, es muy importante el llevar un embarazo consciente. Esta mujer, recordaba haber sentido todos esos sentimientos de miedo, vergüenza y soledad desde los primeros momentos de su creación y no solo eso, durante la hipnosis, recordó el momento de su parto y las primeras palabras del doctor, donde entregándole a la enfermera le decía “no se la pongan en el pecho de su madre ya que ella no la quiere”…
2.- El segundo caso que les contaré es el de una amiga, en este caso, ella no recurrió a ningún tipo de hipnosis, ella me contó que toda su vida, tuvo muchísimos problemas con su madre, actualmente tiene 38 años y ha consagrado su vida a Dios, pero antes de eso, me contaba que ella misma no entendía durante toda su infancia y juventud, el por qué tenía una relación tan conflictiva con su madre, nunca hubo armonía entre ellas, siempre discutían, así su madre intentara acercarse a ella, ella la alejaba y no solo eso, le hacía sentir mal de alguna forma, era como si tuviese algún tipo de resentimiento contra ella, pero no sabía ni entendía el porqué. Le pregunté acerca de la relación con su padre y me dijo que era diametralmente opuesta, al contrario de su madre, con su padre tenía una relación idílica, hermosa, andaban siempre de acuerdo y ella daría todo por él. Le pregunté acerca de otras relaciones importantes en su vida, me decía que algo que a ella le había parecido siempre interesante, era que cada vez que alguien la dejaba en su vida, o se alejaba de ella, por ejemplo, alguna amiga, la sensación de soledad y de abandono que sentía, la sentía hasta el fondo de su alma, era un dolor increíble que hasta ella, conscientemente se daba cuenta de que no era normal esa reacción, pero de igual manera no entendía el porqué. Hasta que un día, alrededor de los 30 años, entra su madre a su habitación y le pide disculpas en medio de lágrimas, ella le pregunta el por qué, que era lo que debía disculpar y comienza a contarle una historia, de cuando ella, su madre, tuvo a su primer hijo, a los pocos meses volvió a quedar embarazada y le dijo que se sintió la mujer más desdichada del mundo, no entendía porque Dios se había ensañado con ella, ella era tan feliz con su bebé, ahora como haría con este segundo bebé, de ninguna forma iba a venir a malograr su vida, así que decidió no contarle nada a su esposo y abortar a ese niño. Le contó que le dieron una mezcla de hierbas, la cual tomó y le propinó tal hemorragia que tuvo que ser internada de emergencia. Cuando su esposo llegó al hospital y se dio con la noticia de que su mujer no solo estaba embarazada sino que también había intentado abortar a su bebé, no supo que pensar, así que decidió cuidarla durante todo el embarazo, ya que no confiaba en que no volviera a hacerlo y a lo largo del embarazo, veía que su esposa no lograba entablar ninguna conexión con el bebé que llevaba en el vientre. Cuando al fin su esposa dio a luz, prácticamente fue él quien se hizo cargo de este bebé.
Esa historia le contó la madre a la ahora hija, adulta, así fue que ella entendió el porqué de ese resentimiento, de esa cólera que le tenía a su madre, todo cobró sentido…
Mi experiencia personal, ahora, en este tercer embarazo, es también muy fuerte, claro, he tenido momentos de mucho dolor y tristeza, pero la gran mayoría de ellos, han sido de muchísima dicha, mi embarazo con Kian, lo he pasado con muchísima meditación, con mucha interiorización y contemplación hacia adentro, hacia lo que me sucedía y hacia mi cuerpo. Alimentando mi cuerpo con alimentación sana y natural, muchos extractos y comida orgánica, interiorizando cada alimento que llevaba dentro, como una fuente de luz que iba directo hacia él. Ahora que lo veo a Kian, veo la paz, armonía, equilibrio y amor que transmite, es un bebé muy feliz y comprendo más la experiencia de un embarazo consciente.
Espero que mi experiencia y las experiencias que comparto con ustedes, las ayuden a despertar y tomar conciencia de lo importante y maravilloso que es el llevar a un Ser dentro de nuestro vientre.
Las amo,