Jordi y Pedro, ni absolución ni contrición
Le honra denunciar esas presiones "después". Pero lo valiente, además de digno y honesto, es denunciarlo "antes". Está visto que tenemos un déficit de superhéroes… o unos superhéroes que se ponen el traje después de dimitir.
También da un repaso a su propio partido, pero tampoco nos descubre nada nuevo. Con el tiempo los partidos crean una aristocracia conservadora, reacia a perder privilegios y poder. De ese entorno salen los conocidos “barones” y otros nobles, interesados en mantener prebendas, asegurar título y futuro. De este hábitat nunca salen superhéroes, más bien mangantes y en el peor de los casos chorizos. Alguna vez, es cierto, hay personas honestas y razonables, pero que por desgracia tratan de pasar desapercibidas o se les recomienda hacerlo.
En estos partidos, el resto de los militantes son villanos. Pero villanos que en el fondo de su corazón desean ser nobles. Y aquí tenemos un problema moral, ¿Por qué esos villanos quieren ascender?, ¿Que ejemplo van a seguir?, ¿Va a querer ser superhéroes, mangantes o llegar a chorizos?.
Podemos ser optimistas, decir que los nuevos partidos si denuncian las presiones y evitan este tipo de comportamientos. Pero si les damos tiempo y oportunidad, sufrieran el mismo proceso. Y cuando estén en esta misma tesitura, los sufridos ciudadanos tendremos que inventar otro nuevo partido y maldecir el anterior.
Y mientras ocurren estos procesos, el problema mayor no serán los recortes, las privatizaciones o la precarización… que lo es, sino el ejemplo ético y moral que dan las élites políticas. El asumir el ciudadano que la corrupción es normal y a corto/largo plazo produce más beneficios que pérdidas. Llegando, en ocasiones, a premiar con nuestro votos a los corruptos, con la peregrina idea de que en sus manos está la salvación de la patria y la resolución de nuestros problemas.