Revista Salud y Bienestar

La confluencia de las medicinas

Por Miguel @MiguelJaraBlog

De regreso de Barcelona les comento algunas cosas que me ha inspirado el evento al que he asistido. Lo primero comentar que no me ha parecido bien, no es serio, que Pilar Remiro no asistiera al mismo por problemas que tienen que ver con la falta de previsión. Pilar iba a estar acompañada por el abogado Jaume Cortés, del Colectivo Ronda, que finalmente asistió por la mañana y contó en qué consiste la Sensibilidad Química Múltiple (SQM), sentencias conseguidas, gestiones realizadas con el Ministerio de Sanidad, que ya ha anunciado que es inminente la oficialización de esta enfermedad, es decir, su reconocimiento oficial como enfermedad en España, cosa que ahora no ocurre, y alguna de las campañas que van a desarrollar. Así que, aunque Pilar no estuvo, Jaume impresionó con sus datos a muchas personas, la mayoría del auditorio, que no conocía este asunto que nos afecta a todos.

El evento contó con una asistencia notable, que estoy convencido que aumentará en próximas ediciones no obstante es la primera vez que la organización lo ofrecía. Pero más importante me parece la cantidad y calidad del debate proporcionado por un público muy activo. Como comenté allí, creo que es de las ocasiones en las que he estado presente en las que el público ha tomado más la palabra intercambiando posturas con los ponentes y entre los mismos participantes.

Uno de los temas que más interesó es la Medicina Integrativa. Como conté al auditorio, me parece que una de las demandas de “la calle” y una manera razonable de intentar superar muchos de los problemas que provoca el propio sistema sanitario y sus actores (todos y de todas las ramas e interpretaciones médicas, aunque unas más que otras), problemas que derivan en una mala y errónea asistencia médica sería caminar hacia una medicina que integre los modos de intentar sanar más “convencionales” por llamarlos de alguna manera, aunque ya saben que no me gustan este tipo de etiquetas y otras maneras de entender la medicina que se suelen llamar “alternativas” o “complementarias”. Siempre basadas ambas en la evidencia científica que puedan  ofrecer dichos productos y/o tratamientos o al menos una mínima evidencia científica (supongo que también podría decirse que la evidencia científica es evidencia científica o no lo es pero la ciencia no es inmutable y está en constante construcción).

Al Congreso asistieron numerosos profesionales sanitarios, algunos preocupados por todo lo que está ocurriendo en el sistema que intenta cambiarlo desde dentro aplicando otras terapias que comprueban que funcionan en sus pacientes aunque no sean “ortodoxas”. Sería bueno que, sobre todo las autoridades sanitarias, abrieran su mente ante tanta evidencia que quizá necesita de ayuda para desarrollar ensayos clínicos o estudios encaminados a “re-probar” su eficacia (muchos médicos las aplican y ven la mejoría de sus pacientes pero no disponemos de suficiente documentación) y sobre todo a continuar profundizando en dichos conocimientos y trasladarlos a la ciudadanía. Es la manera de abrir el abanico médico, de ofrecer calidad y seguridad a la población y evitar que nos den gato por liebre tanto los que se han apropiado del método científico para manipularlo a su antojo como los que no tienen gran interés en ofrecernos mediante dicho método las pruebas de que sus productos funcionan.

He aprendido muchas cosas estos días, he hecho muchos contactos y en sucesivas publicaciones iré desgranando estas ideas, como la de debatir sobre si los medicamentos, todos, de todo tipo, son objetos de consumo o un derecho social. También, espero que en breve, daremos cuanta de la aparición en Cataluña de una nueva asociación de profesionales médicos que viene de la tradición, de la medicina “convencional”, pero interesados en profundizar en otros métodos para aplicarlos a la población.

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