Es curioso como los post que lees, a veces te inspiran para escribir otros que en principio parecen no tener nada que ver con el original. Es lo que me ha pasado con este post de Pseudópodo en el que discutía sobre las actitudes de Dawikins, sus seguidores y sus detractores. Pero tal vez no es tan sorprendente que su post me haya inspirado para escribir este, puesto que creo que las ideas que contienen, se mueven en marcos mentales bastante parecidos. Tal vez ha sido el tener en mente tanto mi último post como el suyo, lo que me ha hecho cruzar las ideas dando lugar a esta entrada.
Porque Pseudópodo no habla de otra cosa en el fondo más que del adoctrinamiento, del fanatismo, del maniqueismo interesado, venga de la dirección que venga, y del signo que sea. Y a mi me ha hecho pensar que esos términos, como es en el fondo evidente, no solo pueden aplicarse al mundo de la religión o de las ideologías en su sentido más tradicional, sino que pueden también utilizarse para describir otra clase de fenómenos. Y creo que uno de esos fenómenos es lo que ha venido a llamarse dospuntocerismo, o en otras palabras: el adoctrinamiento al que nos quieren someter los guruses de los sectores más radicales de Internet (léase en el caso español Enrique Dans, Ricardo Galli, y en menor medida Julio Alonso).
Lo que tienen en común estos autoproclamados (aunque no quieran admitirlo) guruses con personajes como Dawkins, es que como éste, usan todo un conjunto de recursos retóricos para practicar una demagogia bastante evidente, aunque les confiera cierta eficacia en su discurso. Entre ellos, está el de eliminar todos los datos que pueden contradecir su ideología de la conversación, acusando a los que los esgrimen como argumento de “trolls” o “spamers”. Algo parecido a la manera que usa Dawkins la palabra “superstición” para referirse a las ideas que quedan fuera del dominio de la ciencia (sean estas religiosas o de cualquier otro tipo). Es curiosa la táctica tanto de unos como de otros, puesto que yo creo que la clave de su estrategia está en que renuncian a convencer a los que opinan lo contrario que ellos; de ahí que busquen deliberadamente una confrontación en el terreno de lo emocional (ta vez conscientes de que los argumentos contrarios solo consiguen reafirmar las ideas de los que ya de por sí están en su contra). A lo que de verdad aspiran, en mi opinión, es a hacer más “beligerantes” a los que ya comulgan con sus ideas. Tal vez es una buena estrategia en el caso de los dospuntoceristas porque en sus caso, les basta a esperar al relevo generacional (evidentemente más a favor del uso de las nuevas tecnologías, cualquiera que sea ese uso) para aumentar sus adeptos. Y tal vez también en el caso de Dawkins, puesto que es bastante evidente que las ideas ultrareligiosas tienen menos calado en los jóvenes que entre los que no lo son tanto. Y creo también que aciertan dirigiéndose al lado “emocional” del discurso, porque, al fin y al cabo, hay un componente muy “instintivo” o “social” tanto en la religión como en las corrientes dospuntoceristas: al fin y al cabo…¿se puede convencer a alguien “racionalmente” de que cambie de religión, o de equipo de fútbol?
Haciendo uso de todo lo descrito anteriormente, como casi todas las ideologías de la historia, proceden a crear un “mundo paralelo”, en el que como digo, los datos y hechos que contradicen sus teorías, desaparecen del discurso, o del “marco mental”. De esta manera comienzan a crear premisas falsas, para llegar a las conclusiones que quieren llegar. Por ejemplo, para contraponer los medios “2.0″ a los “tradicionales”, esgrimen argumentos (falsos) del tipo:
- “Nuestros” medios son más libres y más plurales que los tradicionales. Cosa totalmente falsa, puesto que ellos mismos aplican la censura en sus medios (puedo dar fe de ello) y echan de las “conversaciones 2.0″ a cualquiera que osa a contradecir sus puntos de vista e ideología. Esto es particularmente sangrante en el caso de Enrique Dans y Ricardo Galli, por mucho que se precien de no moderar comentarios o dejar discutir libremente en sus “medios”. La realidad es que cuando que alguien discrepa, se le quita la palabra, acusándole no obstante anteriormente de “troll” o “spamer” o cualquier otro calificativo que se les ocurra como “justificación”.
- “Nuestra” Red es más neutral, y luchamos porque así sea. Igualmente falso. En primer lugar porque no existe algo como “La Red”. En realidad lo que existen son una serie de webs y servicios que Internet hace posible, y que en la práctica pueden ir de lo más “elevado” a lo más abyecto, abundando desafortunadamente más de lo último que de lo primero.
- En “nuestra” red puede participar todo el mundo, lo cual la hace más democrática y plural que cualquier otro medio. También falso, puesto que parecen olvidar que el acceso a Internet cuesta dinero, que dados los tiempos que desafortunadamente corren, no puede permitirse todo el mundo.
- “Nuestros” medios son más independientes que los tradicionales, porque en su mayoría son escritos de una forma “altruista”. Lo cual viene a querer decir que los sueldos de los periodistas 2.0 vienen a ser la mitad de lo que eran los de los periodistas tradicionales de antaño, porque “hay que ajustar costes, de acuerdo con el nuevo paradigma informativo”. Lo cual redunda en la calidad, evidentemente, que suele ser de nivel “becario”. Por otro lado, casi todos los blogs, redes de blogs, o webs informativas, suelen vivir principalmente de la publicidad, así que ya sabemos ante quien responden de los contenidos. Amén de que no veo por qué deben estar libres de contaminación ideológica de cualquier tipo por el mero hecho de publicar en un medio como Internet.
En esta línea, los dospuntoceristas intentan “evangelizar” con sus teorías. Este término, de connotaciones religiosas (lo que acentúa más si cabe el paralelismo entre los dos marcos mentales) es de hecho utilizado abiertamente por los guruses de lo 2.0 (concretamente se lo he escuchado a Julio Alonso más de una vez). Lo curioso es que esta evangelización (según usaba el término Alonso) se dirige a…¡los anunciantes! Y aquí es donde uno empieza a entender el por qué de este intento de “cambio de paradigma” en los medios, como ellos lo llaman. La confrontación de lo “2.0″ con lo tradicional, es una confrontación que se disputa lo de siempre: el dinero que fluye a los medios a través de la publicidad.
Y creo que ahí está la clave…¡a ver si va a resultar en el fondo, que los nuevos medios y los tradicionales se parecen como dos gotas de agua!…Tanto esfuerzo invertido para llegar al punto de partida…