Revista Cocina

La conquista deseada

Por Dolega @blogdedolega
Por Dolega 9 noviembre, 2013 Con humor 37 comentarios

Pido disculpas a los lectores por lo largo de la entrada y por ser un post que lo disfrutarán más los seguidores de los blogs que menciono; hubiera querido que todos tuvieran más protagonismo pero se hacia eterna.

La luz del trópico auguraba una mañana de Noviembre soleada y no demasiado calurosa. El puerto era un ir y venir de pescadores, aventureros y comerciantes. Panamá ya se perfilaba como un emporio financiero y comercial.

A pie de navío estaban Don Francisco Pizarro y su inseparable secretario Don Miguel Merino, hombre hábil con la pluma y experto en retorcer argumentos que había logrado ascender en la sociedad colonial hasta ser la mano derecha del Alcalde Pizarro.

Merino se había encargado de reclutar a la tripulación para la empresa más ambiciosa desde que Colón partiera a buscar… lo que fuera que buscara.

En cubierta, un apolíneo joven de larga y abundante cabellera y gafas oscuras daba instrucciones a gritos para soltar amarras. Había llegado allí diciendo que venía en busca de la tribu de las Calentorras de las que tenía noticias por sus amigos los Vikingos, que sabía que estaban hacia el sur y que como a él a follar y a jugar al mus no le ganaba nadie, pues allí estaba para demostrarlo.

Su currículum como guía con los griegos, los Romanos, los Vikingos, los Cartagineses y todo aquel que se hubiera echado a la mar aunque fuera para competir en la liga de traineras, le hicieron merecedor de la confianza de Miguel.

Zarparon de la bahía y la brisa hizo que el Tito Macondo, encargado de fundir en una sola las lenguas por descubrir, agarrara con fuerza sus alforjas de libros.

Pizarro se acercó a una grácil joven que arrastraba un enorme cajón de madera por toda la cubierta buscándole el mejor acomodo posible y se interesó por ella.

- Soy Bypils. Bypils, la del huerto- dijo con una sonrisa.

Pizarro le advirtió que no era necesario un huerto abordo. La joven con suma delicadeza le dijo al oído-Escucha amigo, he dicho que hay huerto y hay huerto. He diseñado el cartel de esta convocatoria y como me enfade, cambio ahora mismo la fecha y al carajo tu conquista ¿Te ha quedado claro? Pizarro asintió sin parpadear.

Pusieron rumbo al sur y la cosa se empezó a torcer. Carmen, la dueña de Curra, había diseñado un nuevo sistema de colaboración económica que sustituía el descarado trueque de cristalitos por oro de 24 kilates y propuso el intercambio del preciado metal por merchandising de los principales clubs de futbol españoles, pero no lograba llegar a un acuerdo con los aborígenes en el intercambio de campamentos deportivos para niños. Los mayores roces surgían cuando ella insistía en que tendrían que ser en el verano europeo y ellos se negaban alegando que para ellos el verano era en Diciembre.

Así, quedaron varados un tiempo en un pueblo llamado Chochama para regocijo de Dessjuest que no paraba de exclamar- ¡Joder, si es que aquí hasta los nombres de los pueblos prometen, coño!-

Siguieron su camino hacia el sur y al llegar al rio San Juan, mientras Dess preguntaba por las féminas, los indios directamente amenazaron con matarlos a todos y si no es por la habilidad de Moneypenny para hacerles un bono de recados personalizados y garantizarles que les haría todo el papeleo en sus peleas con los indios vecinos, la conquista hubiera corrido serio peligro.

Como se quedaban sin material de intercambio, debido a la eficiencia negociadora de Carmen, cada dos por tres tenían que mandar a alguien a Panamá a comprar en la zona libre de Colón contenedores enteros de material deportivo. Mientras, la que hacía dinero sin cesar era Dolega que había puesto un servicio de correspondencia, naturalmente de pago, entre las tribus.

En más de una ocasión se la escuchó decir sin ningún miramiento -pues si no tienes dinero para pagarme, manda un whatsapp, que es gratis- y cuando el afligido aborigen le decía que no tenía ese servicio, ella totalmente indiferente al dolor contestaba- Me la suda, de mi pluma solo salen moneditas de oro, así que soy yo ó las señales de humo que no entiende nadie, porque son de los indios de más arriba y salen en inglés, tú verás.

Al llegar a Punta de Passaos Analogías presentó una queja formal al Secretario Miguel acerca del acoso sexual al que la mantenía Pizarro. Aquel “cerdo barbudo” según palabras de la guapa bloguera, se pasaba todo el día pidiéndole historias de Subconsciencias. –Es un puto salido, huele fatal y como siga dándome la brasa lo tiro por la borda te lo advierto-se quejaba amargamente.

La cosa llegó a tal punto, que en la Isla del Gallo Inmagina, que llevaba toda la intendencia del barco y a pesar de que no tenía un minuto de tiempo, cogió a Pizarro por las barbas y lo llevó a una peluquería tropical para que lo adecentaran. Se lo devolvieron afeitadito, bañado, sin plumas, con unas bermudas multicolor, unas chanclas de piscina y una camiseta con dos loros rosas en el pecho. A partir de ese momento Nergal le prohibió terminantemente al extremeño que lo acompañara a correr. Allí se quedaron un tiempo mientras venían contenedores de zapatillas. El guía Dess, preguntaba sin cesar por las Calentorras y los aborígenes le decían que más abajo, que más abajo estaban las mujeres más hermosas del continente.

En la isla de Gorgona tuvieron enormes problemas ya que un poderoso cacique se enamoró perdidamente de La Inspiración y ofreció a Pizarro comprarla por una montaña de oro y después de dudarlo unos cuatro ó cinco segundos aceptó el trato pero el resto de la tripulación se negó en redondo alegando que juntos habían llegado y que de allí no desertaba ni Satanás Nieves dixit. Por su parte el cacique estaba bueno para aburrir así que todos sospechaban que la cosa entre ellos no se había quedado en mirar la luna y Ana aconsejó sabiamente a la enamorada con un argumento muy difícil de rebatir- ¡Inspi por Dios, que pareces nueva! Este te ha comprado por una montaña de oro y mañana te vende por veinte vicuñas. Además yo creo que de estos por aquí hay a patadas. Inspi decidió probar suerte más adelante.

Cuando llegaron a Tumbes, el guía Dess, bastante desesperado ya, abordó a punta de machete a unos cuantos aborígenes preguntando por las Calentorras; éstos le dijeron que era al fondo a la derecha, que todavía les quedaba trecho y que se relajara que lo veían un poquito tenso, él arguyó que llevaba más de cuatro años de viaje y que ya no tenía esperma, tenía yeso en spray y los indios le recordaron que eso mismo le pasaba en Bilbao y encima tenía que planchar.

En los Valles de Lambayeque un día Pizarro le preguntó a Bylpils qué era una hierba que crecía en el cajón y la hortelana descubrió que su adorado huerto era un hermoso campo de droga. Empezaron las pesquisas a ver quién había sido el desaprensivo que quería poner a la tripulación relajada y con risitas tontas. Llamaron a Luisa aprovechando que sabía leyes pero cuando se percataron de sus ojos enrojecidos y las risas histéricas que se estaba echando con Emy Tecuento, decidieron darle la investigación del caso a la Boticaria que se negó en redondo diciendo que ella solo sabía de cosas con receta.  Nieves,  con la amabilidad y dulzura que la caracteriza soltó sapos y culebras por la boca durante unos minutos hasta que Inmagina confesó que había sido ella; que se le había olvidado comprar tabaco antes de zarpar, que en Chochama había ido a un estanco a comprar Malboro y que la mujer le había dicho que no le había llegado pero que tenía unas plantitas que eran mucho mejor, que las sembrara y ya vería que bien sentaban. Uno tras otro fueron confesando y  el que más el que menos le había metido mano a la hierbita.

En cuanto llegaron a Puná, el guía Dessjuest secuestró al jefe indígena y como rescate pidió la localización exacta de la tribu de las calentorras “Es que como sigamos bajando, bajando se nos acaba el continente y aquí no hay manera de follar, coño” rezaba la nota reivindicativa.

Aquí el Tito Macondo tuvo un papel fundamental al hacer de intérprete entre las tribus locales y un desquiciado Dessjuest dispuesto a poner al Inca a subir los andes en bicicleta y sin doparse. Macondo transmitió las peticiones del guía y los jefes le dieron un mapa turístico de la zona con la localización exacta de lo que buscaba.

Macondo le comunicó al interesado que tendrían que penetrar tierra adentro y el salido guía grito a todo pulmón que el penetraba lo que hiciera falta ¡que ya era hora! Así que la tripulación en pleno, cogió sus bicicletas y llegaron al reino de Marga Capac.

La reina Marga los recibió sentada en su trono de oro con una enorme vasija llena de frutas y verduras batidas y los invitó a tomar de aquel brebaje que según ella daba larga vida. Los visitantes le dijeron que no gracias, que pasaban de semejante porquería y ella les dijo que ó bebían ó les cortaba la cabeza a todos, así fue como entendieron lo de que daba larga vida.

Dessjuest se apresuró a preguntarle a la hermosísima Marga capac por la tribu de las Calentorras y ella poniendo los ojos en blanco y alzando los brazos al cielo le dijo que ella era su reina ¡Ella, La bella Marga era la reina de las Calentorras, descendientes directas de las mujeres que trajeron los hombres de los cascos con cuernos que llegaron por mar! Mujeres oriundas del gran pueblo de Bilbao, hembras capaces de mirar a un macho y convertirlo en estatua de hielo. Ellas les enseñaron como tratar a los hombres.

De repente el guía se puso pálido y cayó al suelo redondo. Pilar se acercó al desmayado y pidió ayuda para llevarlo al barco. La reina Marga le dijo que sus súbditas se harían cargo de él hasta que se repusiera; se acercaron cuatro chicarronas del norte y se lo llevaron en volandas. Pilar miró divertida como una quinta Calentorra llevaba en sus manos un centro de planchado de alta tecnología

En en ese momento Yeste Lima le dijo a Marga lo guapa que era, lo bueno que estaba el batido y lo que estaba disfrutando aquel crucero por el Caribe y Marga le aclaró que no, que aquello no era el Caribe que estaban del “otro lado” del continente. Yeste montó en cólera y amenazó a Pizarro y al Secretario Merino con meterles un puro en la oficina del consumidor por fraude.

Esa noche Shira, Agniezka, Latidos y Laura prepararon una fiesta en el barco para agradecer a los lugareños su calurosa bienvenida y la Hermosísima Marga elaboró los mejores Pisco Sawer de toda la galaxia.

La música invadió todo Paita y jamás se bailaron valses peruanos como aquellos, el cajón de Bypils quedó arrasado y a la mañana siguiente Dolega se tuvo que dedicar a buscar a la tripulación por los sitios más insospechados. Se oían cosas del tipo -Coño Luisa, tan modosita que se te ve en el blog, ¡hay que joderse!

A Emy tuvo que arrancarla de los brazos de un imponente Inca con profundos ojos negros y los músculos, todos muy grandes. Emy juró no volverle a dirigir la palabra a Dolega en la vida.

Los aventureros prometieron a Marga Capac no decir lo que habían descubierto. Dirían que eran tierras inhóspitas plagadas de monstruos y alimañas.

Se despidieron con grandes abrazos, muchas lágrimas y promesas de volver a juntarse en cuanto tuvieran ocasión. Subconsciencias le pidió a su nueva amiga que se quedara con Pizarro que a estas alturas ya estaba tan guarro como al principio y que lo pusiera a barrer la playa.

Dess llegó corriendo perseguido por cuatro Calentorras, pero de un salto se subió al navío y a gritos dio las órdenes de soltar amarras y levar ancla. Tenía prisa por llegar a Bilbao a ver a su moza y es que ya se sabe que más vale conocido, sea como sea.

Todos guardaron en sus corazones el recuerdo del viaje, hasta el fin de sus días.

Aspecto del Navío con un primer plano de Pizarro minutos antes de atracar en el puerto de Paita


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