Desde que en el siglo XVI, el rey Eduardo VIII fundara la Iglesia Anglicana, separándose de la fe católica y promulgando El Acta de Supremacía en 1534, por la cual declaraba a la corona británica como “la única y suprema cabeza en la Tierra de la Iglesia en Inglaterra”, se inició una caza de brujas contra los católicos en Inglaterra.
Isabel I, hija de Eduardo VIII y su sucesora como reina, demostró su inquina hacia los católicos asesinando a María I Estuardo, reina de Escocia y católica, simplemente por el temor a sufrir un hipótetico golpe de estado de los fieles al Vaticano. Ante la falta de descendencia de Isabel I, le sucedió en el trono Jacobo I, hijo de María I Estuardo, rey de Escocia. Al estar casado con la católica Ana de Dinamarca, se creyó que las leyes anticatólicas serían más laxas, pero lejos de suavizarse, la situación se endureció.
LA CONSPIRACIÓN
Grabado de ocho de los trece conspiradores.
Obra de Crispijn Van de Passe (1605)
Diez hombres más se unieron al grupo, incluido el encargado de ejecutar la operación, Guy (Guido) Fawkes un mercenario católico inglés, especialista militar que había trabajado para los españoles en los Países Bajos.
Los conspiradores fueron reuniendo varios barriles de pólvora que almacenaron secretamente en unas dependencias alquiladas en el mismo Parlamento, para hacerlos estallar cuando el rey abriera las puertas, pero una epidemia de peste retrasó el día de la apertura al 5 de noviembre. Sin embargo, alguien filtró el plan conspirativo a un asesor del rey, Robert Cecil –conde de Salisbury- quien avisó al jefe de seguridad. Éste hizo registrar el Parlamento, sorprendiendo a Guy Fawkes en el interior mientras ultimaba el plan. De inmediato fue detenido y torturado.
Aunque algunos conspiradores lograron huir, todos fueron detenidos y algunos ejecutados al instante. El 31 de enero juzgaron a los restantes, entre ellos Guy Fawkes. Como no podía ser de otra manera, se les condenó a la pena capital por cometer un delito de traición a la patria cuya muerte era horrenda. Serían ejecutados en el mismo lugar donde prepararon el atentado. Se les arrancaría los testículos, después abrirían sus vientres para destriparlos y aún con vida, serían descuartizados. Sin embargo, en el momento de la ejecución, Guy Fawkes se tiró por las escaleras, rompiéndose el cuello, librándose del tormento.
GUY FAWKES EN LA MEMORIA POPULAR
Guy Fawkes, a pesar de no ser el líder de la conspiración, se convirtió en el símbolo por el que durante unos 200 años, los ingleses celebraron cada 5 de noviembre ‘la noche de Guy Fawkes’, en la que encendían hogueras conmemorando el día en que la conspiración que podría haber cambiado el curso de la historia británica, fracasó.
Máscara diseñada con los rasgos faciales de Guy Fawkes.
Foto: Ben Fredericson (xjrlokix) https://www.flickr.com/people/59319911@N00
Fuentes:http://web.archive.org/web/20090717065344/http://www.parliament.uk/documents/upload/g08.pdfhttp://www.gunpowder-plot.org/