Mohamed Mursi, presidente Egipto
El retorno a la democracia obtenido por la "Primavera Árabe" que consiguió el derrocamiento de Hosni Mubarak quien fuera Jefe de Estado de Egipto por más de 4 décadas, no ha dejado contentos a todos los que se manifestaron a favor de la democracia.
Los grupos laicos temen que trás la aprobación de una nueva constitución, un paso necesario para la transición política, se encuentren ahora en una situación igual o peor que la que se encontraban antes de la caída de Mubarak.
La Constitución, que fue aprobada según datos oficiales por un 63,8% pero con una abstención importante -sólo un 32,9% de los llamados a votar efectivamente lo hicieron- favorece los intereses de los islamistas que son mayoría en detrimento de otras minorías.
El llamado a la abstención de la oposición a Mursi, que rechaza la creación de un estado religioso, se hizo sentir, mas no logró su principal objetivo que era impedir que la Constitución propuesta por el nuevo Gobierno tuviera efecto. En esta ocasión, los esfuerzos de la oposición que pudo obligar al presidente Mursi a tener que anular un Decreto previo que le garantizaba inmunidad a sus decisiones han sido vanos, aunque las protestas continuarán.
Tal como fue redactada la nueva constitución Egipcia, el Islam se convierte en la religión del Estado aunque se garantiza la libertad religiosa y de pensamiento. Al mismo tiempo la Sharia, es decir, la ley islámica se convierte en fuente principal legislativa, aunque al mismo tiempo se dice que se respetarán los derechos humanos.
Son por tanto válidos los temores de los opositores al régimen de Mursi, que entre las libertades señaladas por la nueva constitución y el nuevo sistema religioso impuesto por el Gobierno, prime éste último. Los hermanos musulmantes, grupo político islamista y ultra conservador que ha apoyado la constitución, parecen darle la razón.
Finalmente, cabe mencionar que con la Constitución del Régimen de Mubarak se garantizaban mayores derechos a las mujeres en comparación con aquellos señalados en la nueva constitución.
La oposición ha convocado para 2013 nuevas protestas tras la aprobación de la constitución, buscando quitarle legitimidad al nuevo régimen y condicionando el dialogo a reformar algunos de los apartes más polémicos de la nueva constitución.
Para la oposición egipcia, el país corre el riesgo de entrar en una nueva era en la que se impondrá una "dictadura constitucional". La duda ahora es si estos protestantes tendrán la misma fuerza que el movimiento que hace dos años logró la salida de Mubarak del poder.
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