Revista Salud y Bienestar
Un estudio de datos reales que utilizo mediciones hormonales tomadas a mujeres italianas, se presentó hoy en la Reunión Anual de ESHRE por la Universidad de Módena. La Investigación encontro evidencias de que muchos químicos ambientales, así como los componentes naturales y artificiales de la dieta diaria, tienen el potencial de alterar el papel fisiológico de las hormonas, interfiriendo con su biosíntesis, señalización o metabolismo. La hormona antimülleriana o AMH, es secretada por las células en el ovario y es ampliamente reconocida como un marcador circulante confiable de la reserva ovárica. El estudio contemplo datos ambientales y una estimación de geolocalización basada en la residencia de cada paciente. La evaluación de la exposición ambiental considero las partículas diarias (PM) y los valores de dióxido de nitrógeno (NO2). Los resultados mostraron que los niveles séricos de AMH después de la edad de 25 años estaban inversa y significativamente relacionados con la edad de la mujer. Sin embargo, también se encontró que los niveles de AMH estaban relacionados de manera inversa y significativa con los contaminantes ambientales definidos como PM10, PM2.5 y NO2. Esta asociación fue independiente de la edad. La concentración más baja de AMH, que refleja la "reducción severa de la reserva ovárica", se apreció en mujeres que estuvieron expuestos a niveles de PM10, PM2.5 y NO2 superiores a 29.5, 22 y 26 mcg / m3 respectivamente. La reducción severa de la reserva ovárica, que se refleja en una concentración sérica de AMH por debajo de 1 ng / ml, fue más frecuente lo que significa que la exposición a altos niveles de PM10, PM2.5 y NO2 aumenta el riesgo de tener una reserva ovárica muy reducida.