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La contaminación del aire y el paro cardíaco

Publicado el 06 junio 2010 por Carloscolmenares

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Una investigación descubrió que cuanto más sucio está el aire, más posibilidades existen que la gente sufra un paro cardíaco.

La materia particulada (diminutas partículas de polvo y otros contaminantes que pueden llegar al interior de los pulmones) siempre estuvo asociada con una mayor mortalidad por enfermedad cardíaca y arterias obstruidas, señaló el equipo de Martine Dennekamp, de la Monash University, en Melbourne.

Pero los estudios sobre si la contaminación del aire eleva específicamente el riesgo de sufrir un infarto o un paro cardíaco obtuvieron distintos resultados.

Las partículas en el aire son dañinas para las personas con problemas cardíacos, pero podrían disparar un infarto o la muerte súbita en personas sin síntomas cardiovasculares aparentes.

El equipo revisó 8.434 casos de paro cardíaco súbito en personas mayores de 35 años en la ciudad de Melbourne, entre el 2003 y el 2006.

Cuando aumentaba la concentración de las partículas más diminutas (de 2,5 micrones o menos de diámetro, llamas PM2.5), crecía la posibilidad de sufrir un paro cardíaco durante dos días.

Por cada aumento de 4,26 microgramos por metro cúbico de concentraciones de PM2.5, el riesgo de sufrir un paro cardíaco aumentaba un 4 por ciento durante las siguientes 48 horas.

El riesgo individual de sufrir un paro cardíaco es bastante bajo. La Asociación Estadounidense del Corazón estima que, cada año, en América del Norte se produce un paro cardíaco por cada 2.000 personas.

Y el estudio no prueba que la contaminación cause más paros cardíacos, debido a que los autores no identificaron qué participantes fumaban o tenían otros factores de riesgo de la enfermedad cardíaca.

Los niveles de monóxido de carbono también estuvieron asociados con un aumento del riesgo de sufrir un paro cardíaco, aunque no tanto como las PM2.5. El resto de las sustancias contaminantes evaluadas por el equipo, incluidas las partículas más grandes, modificaron el riesgo de tener un paro cardíaco.

El efecto fue mayor en el grupo de entre 65 y 74 años, y más débil en los mayores de 75.

Australia posee una norma que limita las concentraciones de PM2.5 a 25 microgramos por metro cúbico o menos.


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