Impasibles ante nuestros televisores, la mayoría estamos más o menos acostumbrados (por desgracia) a escuchar en los medios de comunicación como varias personas mueren cada fin de semana por culpa de algún error en la carretera.
Lo que probablemente mucho nos sabíamos es que, de acuerdo a los últimos datos de La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (en adelante SEPAR), la contaminación ambiental causa 7 veces más fallecimientos prematuros que los accidentes de tráfico.
Pese a que los siniestros automovilísticos siguen siendo una de las mayores causas de muerte prematura en los países más avanzados, datos como estos sorprenden a la vez que entristecen por igual.
Recordemos que, según datos de la Dirección General de Tráfico, en 2010 fallecieron algo más de 2.000 personas por causas directamente relacionadas con colisiones en la carretera, cifra que se queda ridícula al compararse con las aproximadamente 16.000 personas (casi 8 veces más) que fallecen cada año en España aquejadas de enfermedades producidas por la polución ambiental.
SEPAR comenta que, para la comunidad científico-médica, no se albergan dudas acerca de qué enfermedades que derivan en una muerte prematura se relacionan con la contaminación y que otras no. Según un comunicado emitido por la organización, si se redujeran las partículas contaminantes de 2’5 micras hasta unos 20 microgramos, se podrían evitar más de 11.000 muertes. Mientras, ciudades como Madrid o Barcelona incluso superan las cifras de 40 microgramos de contaminación ambiental.
Uno de los problemas que propician estos niveles en suelo español es el humo emitido por las industrias así como el de los tubos de escape de automóviles.
De acuerdo al criterio de SEPAR, los principales afectados por estos problemas son el colectivo de niños y ancianos, dado que por su fisiología son más propensos a los efectos de la polución, hecho que se ha confirmado en distintos estudios.