Tras el batacazo electoral del pasado 1 de marzo, una vez superado el momento inicial de conmoción, nos propusimos abrir un periodo de reflexión y debate en las asambleas de base, con el objeto de analizar el pasado, el presente y el futuro de Ezker Batua, debate que culmina ahora con la Convención Política, que tendrá lugar en Bilbao este sábado.
Con anterioridad, también hemos afrontado debates de este tipo en las asambleas, pero esta vez ha habido un cambio sustancial: por primera vez no había un documento aprobado por la dirección para enmendar, sino un guión abierto, para que cada asamblea pudiera opinar de manera libre y abierta sobre lo humano y lo divino, sin limitación alguna.
El proceso, con alguna excepción, ha ido muy bien, se han recibido multitud de aportaciones y todas ellas muy interesantes.
El sábado en la Convención, le corresponderá al Consejo Político de Euskadi, determinar cuáles de las diferentes líneas de intervención propuestas avala y asume como oficiales de la organización.
Después de mucho trabajo de síntesis y varias horas de negociación, finalmente hemos llegado a un documento más o menos consensuado, en el que también se identifican aquellas cuestiones en las que se marcan diferencias importantes.
Por eso, me voy a detener en las diferencias, ya que los elementos de consenso vienen a ser el programa electoral, por lo que no suponen ninguna novedad y son ya por todos conocidos.
Resumiendo, yo diría que tenemos profundas diferencias en torno a:
1.-Valoración de la participación de Ezker Batua en el gobierno de Ibarretxe.
2.-Política de alianzas.
3.-Modelo organizativo.
1.- Algunos entienden que la participación en el gobierno, no ha tenido que ver en el descalabro electoral y que los motivos de éste son ajenos a esta participación.
Otros, tenemos una opinión muy distinta. La participación en un gobierno como fue el de Ibarretxe, supuso, sobre todo en la segunda legislatura, en primer lugar, una identificación con la visión más nacionalista del derecho a decidir, pero sobre todo incidió en la forma en la que la ciudadanía percibió a Ezker Batua.
De ser una organización netamente percibida como transformadora, pasamos a ser percibidos como una organización muy amante de gobierno y capaz de tragar carros y carretas con tal de mantener el poder.
Nos equivocamos, y yo, el primero, que defendí la entrada en ambos gobiernos.
Pero visto lo visto, creo, que lo que nos corresponde es reconocer nuestro error y no empecinarnos en defenderlo.
En mi opinión, el tripartito fue nuestra peor trampa y el electorado ya nos lo hizo pagar, así que estamos en la obligación de asumir un nuevo contrato social con nuestro electorado y garantizarle, antes de tener la posibilidad o no, de no volver a cometer los mismos errores.
Por lo tanto, lo exigible sería no volver a participar en gobiernos, ya sean municipales, forales o autonómicos, salvo que fuéramos los partidos más votados, y si alguna aritmética rara obliga a apoyar a algún candidato, hacerlo con un acuerdo programático bien definido, que no implique asumir responsabilidades directas de gobierno.
2.- Política de alianzas. En este punto, hay quien habla del polo de izquierdas con otros partidos políticos, y quienes creemos que, hoy por hoy, en Euskadi, no se dan las condiciones para pactar con Aralar o la izquierda abertzale, por ser fuerzas netamente independentistas, con lo que sabemos que eso condiciona el debate político en Euskadi.
La política de alianzas de Ezker Batua, debería ir orientada a la base del movimiento asociativo, olvidarnos de pactos cupulares con otros partidos políticos, y profundizar en el entendimiento, siempre desde el respeto a la autonomía de cada cual, en las organizaciones sindicales,antiglobalización, pacifistas, ecologistas, feministas, alternativas, movimientos vecinales, etc.
Y desde luego si participamos en las elecciones municipales desde alguna plataforma de esta naturaleza, mantener la dinámica de trabajo conjunto durante toda la legislatura, sin divisiones en subgrupos, ni nada que se le parezca a un "reparto del botín".
3.- Modelo organizativo. Ezker Batua es una organización débil, ahí estamos todos de acuerdo, pero hay quien defiende que, como está, con hacer algún retoque y con pedir el esfuerzo de todos, podemos salir adelante.
Otros, en cambio, creemos que tenemos que iniciar un proceso de refundación similar al que pretende realizar IU federal, variando modelos de funcionamiento interno; añadiendo grandes dosis de participación y transparencia; no replegándonos en nosotros mismos, sino abriendo la organización a nuevos sectores y eliminando las luchas cainitas.
Volviendo, en resumen, a ser lo que Izquierda Unida quiso ser en su día, es decir, Izquierda, y, además, Unida.
Como digo, ya sabéis que la discusión será este sábado; de todos nosotros depende el que podamos llegar a tener una Ezker Batua nueva y fortalecida o a seguir languideciendo e ir cada vez a menos, tal y como nos viene sucediendo últimamente.