Marcela trabaja con sus padres, pero no les dice papá ni mamá. Al menos no dentro de la oficina. También trabaja con sus dos hermanas y con su esposo, con los que sucede lo mismo: evita nombrarlos por el parentesco cuando están en horas de trabajo, sobre todo si está enfrente de empleados externos.
No es un comportamiento azaroso, sino que es uno de los esfuerzos por institucionalizar a la empresa que fundó hace casi 10 años y a la que invitó a su familia a formar parte. Es también una forma de manejar el día a día y de prevenir los conflictos.
"Aquí no decimos 'oye dile a mi papá', sino que es el señor Edgar, la arquitecta, el licenciado, la señora Lupita, así es en el transcurrir diario. Al principio es difícil, pero luego te acostumbras, sobre todo cuando te relacionas con otro colaborador externo, entre más institucionalizada ve la compañía, es mejor", explica Marcela. Además, ésta también es una medida de prevenir pleitos. "Si le dices a tu papá 'señor' dentro de la empresa es difícil que te agarres del chongo con él. Le das un trato diferente", dijo Marcela Velez, directora ejecutiva y fundadora de Forza Transportes, una empresa familiar que desde el inicio estableció reglas claras y que ha crecido sus utilidades cerca de 1000% desde su fundación.
Del universo de las MiPyMEs que existen en el País, el 99% corresponden al modelo familiar, según el estudio "Empresas familiares en México: El desafío de crecer, madurar y permanecer" realizado por la consultora KPMG.