POR GUARDIANES DE LA MEMORIA.
“Terminado al poco rato el partido, el contador de goals da el resumen, que es:
dos del Sevilla a cero del Balompié. Al equipo vencedor se le recibe en la caseta
con vítores, aclamaciones y hasta abrazos.”
La final de la Copa de Sevilla de 1912 se disputó el 2 de marzo de 2013. Hace justo un siglo. Si hace una semana les contábamos aquí lo sucedido en las semifinales hoy les hablaremos de aquella final. Cien años después. El Sevilla F.C venció por dos tantos a cero al Sevilla Balompié obteniendo el preciado trofeo también llamado Premio del Excmo. Ayuntamiento según aparece grabado sobre su piel de plata de ley.
Ya les contábamos que muchos rotativos de distintos puntos de la geografía española recogieron en sus páginas este acontecimiento. Por estos medios sabemos que más de cinco mil personas se dieron cita en aquella final. Una barbaridad de espectadores si tenemos en cuenta que el campo del Mercantil solo contaba con una pequeña tribuna y alrededor del rectángulo de juego una hilera de sillas, si bien tras ellas “el público soberano” formó una “compacta masa”. “Un hermoso cuadro en cuyo fondo domina majestuosa la Giralda”.
El partido debió celebrarse en el campo del Balompié pero al hallarse su terreno de juego en pésimas condiciones, los presidentes, con el beneplácito de los capitanes y el árbitro venido desde Huelva, decidieron hacerlo en terreno merengue ubicado muy próximo al balompedista.
La grada del Mercantil.
SEVILLA FOOTBALL CLUB
SEVILLA BALOMPIÉ
La crónica del encuentro en el Sport Sevillano;
Prueba definitiva de la “Copa Sevilla”
Victoria del “Sevilla F.C.”
El 2 del corriente y en el campo del Sevilla F.C. jugóse el interesante match entre Sevilla y Balompié, para decidir quién se llevaba la Copa.
A las cuatro y minutos se colocan en sus puestos los jugadores, que son los mismos que tomaron parte en las eliminatorias, con excepción del señor Puig.
Sale Balompié y a poco de arrancar las defensas contrarias rechazan el balón que es recogido por los delanteros, tirándose a la portería del Balompié sin efecto alguno, por parar bien el goal-keeper.
Un momento del match.
Debido a esto, más bien defienden que atacan, desarrollándose el juego en el espacio de penalty, defendiendo no poco el señor Wesolouski; pero no hasta el extremo de impedir que Carlos García Martínez tire un choot bombeado magistral que es goal; entre los muchos socios del Sevilla que presenciaban el partido el entusiasmo rayó en el delirio, tributando el resto del público una ovación al equipo y sobre todo a su excelente y digno capitán.
Imagen del golazo de Carlos García Martínez, un magistral disparo bombeado.
En el segundo tiempo, sobresale una combinación del Balompié, que aproxima el balón al goal contrario, tirando un choot, que Valenzuela se encarga de devolver, volviendo enseguida el Sevilla a poner en aprieto a las defensas contrarias que se defienden algo desesperadamente.
Sevilla enseguida hace su segundo tanto –fuerte disparo de Paco Alba que el portero no puede detener y es remachado por Juan Mackenzie-, repitiéndose la ovación y los vivas.
Terminado al poco rato el partido, el contador de goals da el resumen, que es: dos del Sevilla a cero del Balompié.
Al equipo vencedor se le recibe en la caseta con vítores, aclamaciones y hasta abrazos.
Solemnemente le es entregada la Copa por una distinguida y bella señorita, dejándose oír varios hurras entusiastas.
***
Carlos García Martínez posa en la caseta del Mercantil con el trofeo entregado por una bella señorita.
Tras esto, y como no podía ser de otra manera, la celebración del triunfo en el ya clásico restaurante Pasaje Oriente. Trajes, corbatas, pajaritas, hurras y copas, muchas copas. Entre todas destaca una de plata que preside la mesa, en la que se bebió el champán de la victoria.
La celebración en el restaurante Pasaje Oriente.
Esa misma Copa sigue ocupando un lugar de honor en la sala de trofeos del equipo de Nervión.
Han pasado cien años y es curioso como en el Sevilla F.C. aun se conservan todos estos recuerdos. Podríamos asegurar que todo este patrimonio esté casi intacto. Copas, fotografías, documentos, objetos y enseres se conservan tras tantísimos años sin que ninguna mano negra haya pululado y distraído jamás estos tesoros de las entrañas de la institución sevillista.
Esa es la gran diferencia. Esa es la enigmática esencia del sevillismo de ayer, de hoy y de siempre, lo que nos hace grandes.
Es un privilegio.
---oOo---
Pd. Nos censuran desde la otra acera que no hablemos de las Copas de Sevilla ganadas por el otro equipo de la ciudad, pero entenderán que ese esfuerzo les corresponde a ellos, y que son ellos los que deben bucear en su historia y aportar imágenes e información (que ya bastantes les hemos mostrado sin la más mínima gratitud por su parte). Que nos muestren sus trofeos y enseñen al mundo como una institución debe conservar su pasado y su historia. Si pueden. Aquí radica muchas veces la grandeza. Y ya no valen las excusas ni las milongas trasnochadas de bombas y riadas. Ellos lo saben y saben que lo sabemos. En el fondo hasta los compadecemos, pero se acabaron para siempre las historietas victimistas de que sus males han sido siempre causados por el rival. Ya va siendo hora de que hagan un poco de autocrítica.
Nosotros a lo nuestro y los demás a copiarnos. Si son capaces.