La Copa del Mundo Escondida, Perdida, Encontrada y Robada.

Como muchos ya sabréis, el Trofeo de Jules Rimet fue el trofeo que se entregó a la selección campeona del Mundo desde el primer Mundial, el de 1930, hasta 1970, cuando Brasil ganó su tercero y le correspondía quedárselo en propiedad. Desde entonces, se sustituyó por el actual.

El principio de la curiosa historia de esta copa ocurre después de que fuese ganada por la celeste uruguaya en 1930 y viajara a Italia, país donde permaneció durante las disputas de los Mundiales del 1934 y 1938.

Fue justo después cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, de modo que se suspendieron las Copas del Mundo tanto de 1942 como de 1946.

Ante aquella situación, Otorino Barassi, en ese tiempo, presidente de la Federación Italiana y vicepresidente de la FIFA, no se lo pensó dos veces y retiro la copa del banco donde estaba guardada cuando estalló la Guerra, tratando y confiando poder esconderla de los nazis. La sacó de allí sin avisarle a nadie y la guardó en un lugar “menos” seguro, pero donde pensó, nadie miraría… en una caja de zapatos, que colocó abajo de la cama. ¿La Copa del Mundo Escondida estaría a salvo?

Y efectivamente, allí se quedó durante varios años el trofeo más deseado por todos los futbolistas del planeta.

Por suerte o milagro, la copa permaneció en el lugar oculta de los “caza-tesoros” Nazis y al finalizar la guerra se pudo seguir utilizando como se hacia previamente a esta.

Mas tarde, ahora en 1966, otra “desgracia” sobrevuela la Copa del Mundo. Meses antes de que comenzase el Mundial de Inglaterra, la Copa fue robada en Londres mientras era exhibida en Westminster.

Afortunadamente, apareció a los pocos días entre los arbustos de un jardín, donde un perro llamado “Pickles” la encontró. Entonces se tomaron medidas y por lo ocurrido, y como medida preventiva,  se construyó una réplica para ser mostrada en público.

Sin embargo, la historia de la copa no termino ahí, El 19 de diciembre de 1983, hace ya más 30 años, el Trofeo de Rimet estaba expuesto al público en la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), en Río de Janeiro (ya que como hemos dicho, les pertenecía por conseguir 3 titulos seguidos). A pesar de estar cubierta por cristales blindados, una parte de la estructura estaba hecha de madera que alguien forzó y se llevó la Copa. No se supo nada de su paradero.

Varios años después, la policía detuvo a cuatro hombres y fueron juzgados como los autores del robo. Eran cuatro argentinos: Hernández, relacionado con el negocio del oro, Pereira, el cerebro de la operación, Vieira y Rocha, ejecutores materiales. Entonces declararon haber fundido el trofeo para hacerse con el oro y la plata para su venta.

Sin embargo, pasados unos años y después de que tras morir varios de los sospechosos así como al testigos del caso, en situaciones extrañas,  Hernández cambió su declaración y explicó que había sido un encargo de un coleccionista italiano, el cual había pagado 100.000 dólares al grupo para llevar a cabo la operación.