Título: La corte de Carlos IVAutor: Benito Pérez GaldósEditorial: Alianza Editorial, 2008Páginas: 224.
SINOPSIS.
Después de haber participado en 1805, con catorce años, en la batalla de Trafalgar, en la que la flota hispano-francesa fue batida por la inglesa, Gabriel de Araceli se encuentra dos años después, en 1807, en la villa y corte.
Criado primero de una actriz y después de una aristócrata, resulta así testigo privilegiado de las intrigas y rivalidades que en la corte de Carlos IV enfrentan a partidarios y enemigos del favorito Godoy –el “Príncipe de la Paz”– como del príncipe Fernando, futuro Fernando VII.
El malestar popular que fuerza la caída de Godoy y la abdicación del monarca tras el “motín de Aranjuez” en marzo de 1808 y la inmediata intervención francesa, preludio del levantamiento del 2 de mayo en Madrid y el comienzo de la Guerra de la Independencia.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Ya comenté en mi anterior reseña de Trafalgar, el primero de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, que me había sorprendido gratamente no encontrarme con unos clásicos que siempre pensé que me iban a aburrir no sólo por la forma en que pudieran estar escritos sino por lo que relataban, ya muy lejos del contexto actual. Sin embargo, me estoy encontrando con unas novelas muy amenas en su relato y la forma en que están escritas, muy críticas porque en muchas ocasiones se utiliza la ironía y el sarcasmo en boca de algunos de sus protagonistas al modo de Quevedo o de Valle Inclán y porque el personaje principal, Gabriel (Gabrielillo, en muchas ocasiones) nos va relatando la historia que directamente está viviendo en persona y con sus propios ojos, que no son otros ojos que los del propio Benito Pérez Galdós y toda su carga de realismo y crítica de la época que todos conocemos.
En esta segunda entrega, nos encontramos a Gabriel tras la batalla de Trafalgar, como criado de una actriz de la época, Pepita González, La González, que trabaja en el Teatro del Principe. Es realmente curioso constatar como, incluso en el teatro, en España se forman bandos contrarios que se odian a muerte y se perjudican todo lo que pueden a base de todas las triquiñuelas que la imaginación les trae a la mente sin tolerarse en ningún momento. Y, como siempre en este país, mientras mas torpe y más lerdo, mejores augurios tiene un grupo frente a otro.
Placa en Badajoz
La trama se desarrolla en los momentos previos a la invasión napoleónica de España y a la posterior Guerra de Independencia, una época llena de intrigas palaciegas en las que se conspira contra Manuel Godoy y los Reyes, Carlos IV y Maria Luisa, por una lado, y se comienza a apoyar al hijo traidor, Fernando VII. Gabriel pasa de ser criado de La González a ser una especie de peón de Amaranta, una duquesa que vive en la Corte y es firme partidaria de los Reyes y de Godoy, mientras que su eterna enemiga, Lesbia, condesa, defiende los intereses del Principe de Asturias en contra de sus padres.En este enredo de intereses y algunos amoríos se desarrolla el momento de la vida de Gabriel, que sueña con que al estar en la Corte con Amaranta, en El Escorial, consiga un puesto de mayor altura, tal y como el piensa que se merece. Para compensar este "cuento de la lechera" que tiene siempre en la cabeza, mantiene una dulce amistad, mezclada con devoción con Inés, una costurera del pueblo llano que vive con su tío, un clérigo que vive a la espera de que su paisano Godoy le ofrezca un puesto digno de su saber y su devoción, y con su madre. Seguramente, es Inés la única persona de toda la novela que tiene los "pies en el suelo" y que procura contrapesar los sueños de grandeza que tiene su amigo para poder orientar con coherencia sus acciones.
Por fortuna, a pesar de vivir entre tantas intrigas y traiciones, Gabriel opta por la lealtad por encima de todas las cosas a pesar de ser tentado en múltiples ocasiones por personas pudientes e interesadas en sus servicios de espionaje. Alrededor de él acontecen hechos históricos que desembocarán en una invasión del país por tropas francesas y en sucesos que traen revueltas y sangre a las calles de nuestras ciudades más relevantes, como se verá en Episodios posteriores relatados por Galdós.
Si Trafalgar ya me pareció una novela amena a pesar del propio hecho bélico de narrar una batalla, esta segunda entrega de los Episodios Nacionales me ha resultado aún más entretenida y más divertida, ya que los apelativos que se utilizan tanto en el mundillo del teatro como en la Corte entre personas supuestamente "leidas" son "muy españoles", muchos de ellos usados también en la actualidad ante los múltiples casos de corrupción que tenemos en nuestro país. Muestra de que no hemos cambiado tanto como algunos puedan pensar. Quizás sea una cuestión de genética 😉