Niña rebelde, mujer extravagante, Lola Montes, fue una de las mujeres más misteriosas y escandalosas del siglo XIX. Lola se hizo a sí misma creando a su alrededor una imagen de bailarina y artista que quedó en segundo plano cuando se la identificó más claramente como cortesana. Franz Liszt o Alejandro Dumas, fueron algunos de los nombres que aparecieron en su vida antes de alcanzar el corazón, y la alcoba, de un rey. En Munich conquistó a Luis I de Baviera quien la dio un título de condesa ganándose la animadversión de la alta sociedad bávara. Casada en varias ocasiones, acusada de bigamia, tuvo un éxito efímero y murió totalmente sola.
María Dolores Eliza Rosanna Gilbert nació el 17 de febrero de 1821 en Grange, Irlanda o en Limerick, según los autores. Lola era hija de un militar británico, Edward Gilbert y Eliza Oliver, de supuestos ascendientes españoles, quien la tuvo con apenas quince años.
Tenía dos años cuando su padre fue destinado a la India donde fallecería de cólera poco después. Su madre se casaba de nuevo y mandaba a la pequeña a vivir a Escocia donde se hicieron cargo de ella unos familiares de su padrastro para ver si podían domesticar a Betty, como la llamaban entonces a aquella niña desobediente y rebelde.
En su nueva escuela escocesa su actitud no mejoró. Betty empezó a rebelarse como una alumna más que difícil a la que no pudieron controlar en ninguna de las instituciones educativas a las que fue trasladada por su desesperada familia política. Tras haber vivido en Sutherland y Bath, Betty se reencontraba con su madre quien quiso casarla con un hombre muchos años mayor que ella. Por el contrario, se fugaba con un teniente llamado Thomas James y que, al parecer era amante de su propia madre. Corría el año 1837 y la niña rebelde se había convertido en una jovencita de dieciséis años dispuesta a comerse el mundo y convertirse en bailarina.Su primer matrimonio fue un desastre y terminó cuando él la dejaba sola y abandonada en la India donde se habían trasladado a vivir. De vuelta en Londres, conoció a Fanny Kelly quien la animó a convertirse en bailarina y quien la transformaría en Lola Montes.
Lola Montes creó a su alrededor el personaje de una bailarina española que debutaba en Londres en 1843 con un éxito considerable. Poco tiempo después, tras descubrirse su verdadera identidad como ex pareja de un teniente, Lola marchó al continente y se estableció en París donde empezó a ser más conocida por sus affaires amorosos y sus servicios de cortesana que por su talento artístico como bailarina.


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