La Coruña y Ferrol en la Guerra de la Independencia y la conciencia monárquica
Juan B. Lorenzo de Membiela
"El pueblo se levantó para defender algo propio, íntimo, que siempre habitó en sus corazones:su monarquía y sus reyes. Fue un gesto de tan hondo sentimiento, que descubrió lo genuino cincelado en el alma por el transcurso de los años y el devenir de los siglos. Pero, además, un gesto tan espontáneo e impredecible que no pudo ser aplacado por el rigor de la ciencia militar gala[...]".
El 16 de enero de 1809 el mariscal Soult, al frente de las tropas francesas de invasión, vence al general Moore en las ruinas de Elviña, antiguo castro cercano a Coruña. El militar inglés muere por una bala de cañón que impactó contra su hombro izquierdo en el sitio conocido como escaramuzas no cesaron durante algunos días. Peñasquedo ...Pero las
Se quiso cambiar el resultado de una batalla fatal para España que ya había concluido:emboscadas sin éxito; cansancio frío por un tiempo inclemente...; silbidos de balas de mosquete, emboscado entre rocas y bruma oscurecida por la combustión de piezas de artillería y carros de avituallamiento...; silencios rotos por lamentos de soldados heridos... A las 10h. de la mañana del día 18 de enero, cesó todo actividad.
4.000 hombres caídos, entre heridos y muertos, de unos ejércitos que alcanzaban los 36.000 hombres.
A la mañana siguiente, del campamento francés partieron al galope un trompeta y su coronel.Ante las murallas de La Coruña invitaron a su rendición.
La ciudad no había claudicado al invasor y temían ser el próximo objetivo: por las importantes instalaciones de la Marina Real y por la relevancia estratégica de la plaza en todo el norte peninsular.
La Junta de Tranquilidad y Pacificación de Ferrol no contaba con un ejército bastante como para oponerse con cierta dignidad al invasor. En septiembre de 1808 abandonaron la ciudad para unirse al ejército extramuros, dos compañías en función de zapadores, todos voluntarios, compuesta por 108 hombres cada una de ellas. Su instrucción fue dirigida por el capitán de fragata D. Santos de Membiela, comandante del arsenal, tanto en el manejo de armas como en la estrategia militar. También se sumó un batallón con los presidiarios más idóneos del depósito del arsenal. A este se le puso el nombre de " La Victoria".
El día 23 se presentó ante la Puerta del Canido un trompeta a caballo con bandera blanca y dos oficiales, enviados por el mariscal Soult. Portaban un comunicado al gobernador instando la rendición en 24 horas que fue desoído.
Reiterada al día siguiente, la Junta envió una delegación comisionada para negociar con el duque de la Dalmacia, con plenos poderes, integrada por: el teniente coronel de artillería, general de las tropas de línea, D Mariano Berson; el capitán de fragata D. Santos de Membiela y el capitán, primer ayudante de la milicia de esta plaza, D. Bartolomé Blanco de Andrade.
Ante la escasez de todo, y aceptando, quizás, la máxima de Caton: Aquel que sabe darse por vencido en su momento, ese es un vencedor, la Junta acordó su capitulación, pero solicitó al mariscal algunas peticiones para mantener el orden público y proveer la situación personal de algunos militares franceses refugiados en la plaza española. Todas fueron aceptadas por Soult.
Napoleón envió a su mejor ejercito a Galicia para garantizar la conquista de España.
Francia era la potencia primera en el continente, la conquista de Europa habla de su inteligencia estratégica y también de su eficacia en el combate construida sobre la maniobras rápidas y envolventes.
Una nueva visión de la guerra llego a Europa de la mano de Bonaparte.
El pueblo se levantó para defender algo propio, íntimo, que siempre habitó en sus corazones:su monarquía y sus reyes.
Fue un gesto de tan hondo sentimiento, que descubrió lo genuino cincelado en el alma por el transcurso de los años y el devenir de los siglos. Pero, además, un gesto tan espontaneo e impredecible que no pudo ser aplacado por el rigor de la ciencia militar.