De nuevo mi más sincero agradecimiento a Babelio por tenerme en cuenta para esta Masa Crítica sobre La cosecha pálida. He disfrutado la novela desde la primera hasta la última página. No conocía al autor y me ha fascinado; creo que una de las claves del éxito que Josan Mosteiro ha alcanzado con este thriller está en su enérgica localización geográfica; la misteriosa población gallega le da pie para introducir giros mágicos que permiten contextualizar la trama y confrontar una serie de situaciones que quieren quedar en el misterio y lo desconocido.
La voz narrativa de la protagonista es potente, se trata de una mujer con un pasado traumático que no puede olvidar, de ahí que su maniobra estratégica de posicionamiento social haya sido la ruptura; necesita buscar su identidad y lo seguirá intentando al finalizar la novela, "Incluso algunos medios me llamaron para entrevistarme, pero rehusé. Nunca he querido estar al otro lado de la noticia". Asunta es periodista de un diario virtual que no tiene problemas en abordar lo que todo el pueblo intenta encubrir, incluso debiendo salvar la dificultad que entraña el entorno, donde los movimientos son limitados. Por eso viaja, en busca de luz, a Oporto y a Santiago, pero también allí se le cierran las puertas de la información. Asunta quiere esclarecer los hechos ocurridos en Calixe, su pueblo, sin embargo, oculta todavía su propia violación, cuando era adolescente, hecho que la obligó a abandonar su tierra natal. Esto permitió que su prima Agripina malinterpretase el hecho, levantando un muro de odio y rencor entre ella y su familia.
Normalmente las novelas negras se abren con un hecho agresivo. En La cosecha pálida, la primera parte comienza el 24 de junio de 2019, cuando Crucita, una joven que desapareció de Calixe cuatro años atrás, vuelve al pueblo sola, andando por la carretera y con un mensaje para todos, "mañana daré una rueda de prensa para contar qué pasó y dónde estuve [...] Mis secuestradores me salvaron la vida".
La novela comienza in medias res; al seguir leyendo, en orden cronológico, llegamos al fatídico 2 de julio de 2019, día en que la propia hermana de Silvina encuentra su cadáver mientras está siendo comido por un cerdo. ¿Están unidos los dos hechos?
La violencia de la novela es rápida, inmediata, no hay recreaciones retorcidas, es como si el rencor acumulado durante años saliera de repente. Incluso los personajes que, como Asunta, parten de Calixe en busca de una ciudad cosmopolita, en busca de libertad, cuando regresan se encuentran con un pueblo rencoroso que se venga por haberlo abandonado. Las brujas, meigas, trasgos y mouros están agazapados y juegan en el entorno, y, a su manera, advierten que son ellos quienes deciden la felicidad de los humanos, "Aliviada y derrotada al mismo tiempo. Porque ha intentado jugar a su manera y ha perdido".
Ante esto sucesos extraños Asunta se va desanimando pues no ve la forma de continuar con la investigación. Además ella queda señalada en el pueblo por el inesperado giro violento que sucede en su familia.
Crucita manifiesta claramente el síndrome de Estocolmo al desarrollar cierta complicidad con sus secuestradores, pues cree que la han liberado de tener que aceptar una vida que no quería y la han premiado al otorgarle una existencia tranquila; no es consciente de que su precepción es falsa, de que su trastorno se acrecentará hasta afectar a quienes la rodean.
La actitud de Juana al aparecer es diferente, teme a sus secuestradores y apunta, sin querer, a quién puede estar implicado. Esto supondrá un peligro para Asunta, aunque evitado por dos buenos amigos que hace en el pueblo.
El final de la historia se desliga de todos los personajes como individuos y los une como consecuencia de la naturaleza asfixiante del pueblo, el verdadero protagonista. "Se ha ahorcado en el bosque". Los personajes no se salvan realmente porque es el ambiente opresor el que les quita la libertad y les impone la oscuridad del trauma que deberán acarrear. En La cosecha pálida diferentes historias se van tejiendo con hilos que mueven los mouros. Puede ser. "Se pone en pie y le parece verla, su cabello rubio al viento. [...] Esa maldita loca". Pero la vida de los del pueblo estaba condenada a la desgracia desde el principio "Ha llorado, ha dado vueltas en la cama. La misma cama que desde hace unos días ya no comparte con Xenaro". Nada puede funcionar bien cuando quien urde secuestros o crímenes está en posesión de una mente narcisista, psicopática, que sabe obtener lo que quiere mediante la manipulación.
La escritura de Josan Mosteiro, sin embargo, funciona de maravilla.