Esta historia no comienza con la desaparición de una chica, sino con una reaparición. Después de cuatro años en los que no se ha sabido nada de ella, Cruz Castro regresa por su propio pie a Calixe, un pueblo en el corazón de Galicia. Está pálida y asegura que ha pasado esos cuatro años bajo tierra, secuestrada por los mouros , una raza de seres míticos que habitan los bosques locales según las leyendas. Además, asegura que eso es lo mejor que le ha podido pasar, que los la secuestraron para ayudarla a dejar de ser una "mala semilla". mouros
En el pueblo creen que se ha inventado esa historia absurda para esconder que se fue con algún hombre que luego la dejó tirada. Sin embargo, Asunta Lourerio, una periodista en horas bajas, la entrevista y comienza a sospechar que tras la fantástica historia de Cruz puede esconderse quizá una secta o un secuestrador muy real. Decidida a conocer la verdad, Asunta comienza a investigar por su cuenta y descubre que tal vez Cruz no sea la única chica desaparecida y reaparecida tiempo después en extrañas circunstancias en la zona.
Poco después, en los bosques aparece asesinada otra chica. Alguien le ha marcado con un cuchillo dos palabras en la espalda: Mala semilla.
Bajo las raíces de los árboles alguien cultiva un secreto, el aire de un misterio, la tierra de un crimen.
Editorial: Roca Editorial (2022)
Nº de páginas: 320
Formato: Tapa blanda / Versión Kindle
Precio: 18,90 € / 7,59 €
Acercándose las fechas que se acercan, no viene nada mal realizar lecturas en las que el misterio sea el principal protagonista. El presente título cumple con los protocolos del género y suscita el interés del lector desde su planteamiento, si bien es verdad que el final no posee toda la fuerza que se espera de una historia que crece conforme se va desarrollando.
No me pregunten el porqué de las remembranzas que me gustaría verter en relación a La puerta del amigo Loureiro, pero en mi interior, existen. Será porque el elemento legendario se hace presente en las figuras de los Mouros, seres mitológicos que están llamados a jugar un papel purificador de almas descarriadas, como las de Crucita, Ana o María, desaparecidas durante cuatro años para posteriormente prestar testimonio del mensaje de esos seres misteriosos, un mensaje para todos, para la humanidad incluso.
Nuestra periodista de turno se adelanta a las mismas pesquisas llevadas a cabo por los agentes encargados del caso y, con la excusa de volver a su pueblo, se ve envuelta en una misión en donde deberá combinar trabajo, emociones y preocupación por una serie de acontecimientos que perturban la vida de un pueblo gallego situado en la principal encrucijada para alcanzar el fin del camino en Santiago de Compostela.
Llevo tiempo leyendo libros en los que la comprensión del pasado es imprescindible para entender el presente, y no es La cosecha pálida una excepción. El pasado, siempre el pasado, qué buen recurso...
Hay que fijarse en el trato que se da a las protagonistas femeninas de una historia que no deja indiferente al lector, quien comienza a formular desde el principio las preguntas que el autor espera. Roca editores hace buen trabajo fichando y el fichaje sale bueno y rentable. Parece que se unen los astros para el beneficio de todos. Yo quiero una portada tan sugerente como esa. Y lo de cosecha... Que cada uno saque sus propias conclusiones y decida si es pálida, tostada o negra.
Parece que aludir a leyendas célticas resta verosimilitud a unas declaraciones que terminarán peleando en el terreno mortal y humano, pero no se confíen porque pueden estar cometiendo un gran error. Bajo tierra existe un mundo paralelo que nos resulta extraño y desconocido porque se ha mantenido hermético a nuestro entendimiento, hasta ahora.
Si empalizamos con la protagonista, si conseguimos motivar a un agente retirado con larga barba blanca y si hacemos los deberes que se nos suponen, lo pasaremos bien, pero que muy bien. Y la historia no tiene más secretos que su ágil puesta en escena.
Seguimos leyendo.
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