Revista Opinión

La Costumbre

Publicado el 04 junio 2013 por Pisabellina
Hay buenas y malas costumbres, pero me gustaría hablar sobre una en especial que, aunque haya sido una vez en la vida, todos hemos tenido el placer de conocer.

La costumbre no necesariamente es falta o ausencia de amor; es, simplemente, costumbre. Por sí sola duele en ocasiones y, cuando duele muy seguido, te acostumbras. Qué gracioso y qué irónico: te acostumbras a la costumbre.

Lo que pasa es que ella no sabe cómo innovar, siempre es la misma. Es una perezosa o quizás esté agotada mentalmente. Hay tantas cosas que ya le dan igual...

Es hermana de la rutina, como cualquier tipo de costumbre. Sin embargo, esta no posee muchos amigos, y suelen ser la conformidad y la soledad las únicas que la acogen. Pasa montones de horas junto a ellas, a veces más con una que con la otra. 

Cuando la costumbre llega, pretende quedarse; y cuando decide estar a nuestro lado, permanece relativamente oculta, pero siempre presente. Digo "relativamente", pues en algún momento se descuida y la pillamos; sin embargo, ella se esconde nuevamente y decidimos ignorarla. Ahí está nuestro error. Ignorarla le permite pensar en varias formas de persuadirnos a irnos por lo fácil, lo cual conduce al aburrimiento. Esta señorita no es apasionada y, cuando la dejamos, nos convence para que tampoco le metamos pasión a lo que hacemos... Para que no le metamos suficiente cariño.


Pero, si nos acostumbramos a esa costumbre, ¿por qué en un momento dado nos duele cual un pinchazo repentino? Probablemente, es porque pillamos la costumbre de esa otra persona en acción... Vemos cómo ha sucumbido ante ella sin darse cuenta o, más bien, sin haberle dado la importancia necesaria. En ese momento, unos pocos logran ver con claridad todo el panorama, visualizar su propia situación y, tal vez, hacer algo al respecto.


Sin embargo, las cosas son más complejas. Es probable que sólo experimentemos lo que expuse en el párrafo anterior si nos importa lo que haga la otra persona. Si este es el caso, es probable que nos importe la misma persona; y si nos importa esta persona, es probable que querramos cambiar las cosas. 

¿Por qué no vemos todo esto desde otra perspectiva? Podemos padecer de una enfermedad potencialmente terrible y no saberlo; pero hasta que no nos dé un dolor inusual (incluso insoportable), no nos percataremos del mal que nos amenaza y, por ende, no seremos capaces de hacer algo por revertir la situación. Con esto, quiero llegar a que el no estar contentos con la costumbre es nuestra oportunidad para hacer que todo mejore si así lo queremos y nos lo proponemos. Y hacer esto puede ser algo tan sencillo como complicado... A veces, nos rendimos y lo dejamos.


Por último, sólo quiero decir que es lindo acostumbrarse a una persona: es lo que te hace quedarte en un sólo lugar, es decir, junto a ella; es lo que te hace adaptarte a ella y ser tolerante. No obstante, no me parece tan lindo "caer en la costumbre". Lo veo como algo muy diferente. Si te importa esa persona, la cual puede ser tu pareja, tu familiar, o tu amigo, creo que entenderás la importancia de esto último... O bueno, de todo el texto.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas