La pandemia de la Covid-19 ha aumentado en un 60% los tratamientos de preservación de la fertilidad femenina. Así se desprende de un análisis de los datos de las pacientes que han optado por la vitrificación de óvulos en la clínica Amnios In Vitro Project. “Desde que reanudamos la actividad asistencial en el mes de mayo, hemos constatado un importante aumento de las pacientes que desean preservar ovocitos para ser madres en los próximos años. El coronavirus ha provocado cambios en la sociedad, pero el deseo de la maternidad no se ha frenado, más bien al contrario”, explica la doctora Marian Chávez, directora médico de la clínica madrileña.
La vitrificación de óvulos es una técnica de laboratorio que permite conservar los óvulos con su calidad intacta por un tiempo indefinido. “La paciente se somete a una estimulación ovárica hormonal y a una punción ovocitaria para la extracción de los ovocitos. Después, se crionizan. Para ello se sumergen en nitrógeno líquido a 196º bajo cero y se vitrifican en segundos. Los óvulos se mantienen congelados en el tanque de nitrógeno por un tiempo indefinido, hasta que se utilizan. Para descongelarlos, se hace el proceso inverso”, precisa esta especialista.
En la clínica madrileña también constatan un aumento del 50% en todos los ciclos de reproducción asistida (inseminación artificial, fecundación in vitro (FIV), ovodonación y vitrificación de óvulos). Los tratamientos de FIV se han doblado mientras que los de FIV con óvulos donados (ovodonación) han ascendido un 36%.
“Junio y julio han sido meses muy fuertes. Hemos comprobado que las pacientes querían recuperar el tiempo perdido por el confinamiento. Pero además, de realizar tratamientos que habían quedado en suspenso en el mes de marzo, hemos recibido muchas nuevas consultas. Muchos pacientes se han decidido por la reproducción asistida porque el deseo de la maternidad es muy fuerte. También ha pesado la incertidumbre de cara a qué pasará este otoño y a la posibilidad de nuevas restricciones a la movilidad”, indica la doctora Chávez.
Uno de los motivos para no posponer más la maternidad es la incidencia de la edad de la mujer en la fertilidad. Una investigación publicada en el número de septiembre de Reproductive Biomedicine Online demuestra que la interrupción del tratamiento de fertilidad durante solo un mes en los Estados Unidos podría dar lugar a que 369 mujeres menos tuvieran un nacido vivo, debido al aumento de la edad de las pacientes durante la interrupción. Como resultado de las reducciones en la tasa de nacimientos vivos acumulados, podrían requerirse más ciclos para superar la infertilidad a nivel individual y de población. “Muchas mujeres no pueden postergar más un tratamiento de fertilidad. A partir de los 35 años la calidad ovocitaria comienza a descender y superados los 40 quedarse embarazada de forma natural es muy complicado. En la fertilidad femenina, cada mes cuenta”, sostiene esta ginecóloga.
3.500 nacimientos menos por el Estado de Alarma
La Sociedad Española de Fertilidad (SEF) cifró en más de 14.000 los ciclos de reproducción asistida cancelados por el cierre de centros durante los meses de marzo y abril. Lo que se traduce en unos 3.500 nacimientos menos. La infertilidad afecta a un 15% de la población española. “El 9% de los niños españoles nacen gracias a técnicas de reproducción asistida. El cierre de las clínicas de fertilidad va a tener un fuerte impacto en la ya de por sí precaria natalidad española”, se lamenta la doctora Chávez.
Según los datos del último Registro SEF 2018 (publicados el 1 de octubre de 2020), en 2018 se hicieron en España 183.437 ciclos de reproducción asistida: 149.337 ciclos de FIV, lo que significa un incremento del 6% respecto al 2017; y 34.100 inseminaciones artificiales. 37.094 bebés nacieron gracias a los tratamientos realizados durante 2018, lo que sitúa la tasa de niños y niñas nacidos por RA por encima del 9% del total de nacimientos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).