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Debe ser que me porté bien durante el 2012 porque los Reyes Magos adivinaron que necesitaba un espacio donde hacer las cosas que a veces muestro aquí o en el otro blog (Con cabeza y manos) y me regalaron un taller. O eso, o mi Rey Mago estaba cansado de oirme decir que no podía mezclar las agujas, la goma eva y la pistola de silicona con los libros, las carpetas y todo el resto de lo que necesito en mi profesión. Sea como sea, tres días antes del día 6 de enero, se puso manos a la obra y me preparó un rinconcito en un pequeño ático. Es un espacio de 1.70 por 2.40 metros a la entrada del ático. Hay una pequeña cocina, baño y una habitación más amplia. Ahora compartimos los momentos de descanso, él hace gimnasia, lee, ve la televisión y yo busco la inspiración. Azul y blancas son las paredes. El mobiliario: mesa, cajonera, librería, un pequeño mueblecito y dos repisas son todas recicladas y han pasado por otros lugares antes. Hasta pude usar los cartones interiores de los ovillos de hilo que mi cuñada Carmeli me había dado desde hace tantos meses. Ahora sujetan la goma eva.
Hay algunas cosas que tenía guardadas para colocarlas en el taller cuando lo tuviera. Todavía faltan algunos detalles, pero ya mucho más no puedo poner. Lo tengo todo a mano y hay mucha luz. Ha sido un fantástico regalo de Reyes.
Esta fotografía la saqué desde la azotea, al otro lado del ventanal que hay encima de la mesa
Esta es la pequeña cocina que hay junto al taller. Ahí puedo lavar los pinceles y hasta hacerme un té o un café.
Esto es lo que veo desde la mesa.
Si has llegado hasta aquí en esta entrada eterna, te mereces unas flores. Un ciclamen blanco que llegó a casa hace un par de semanas y que pedía un transplante urgente. Estas flores iniciarán el blog este año y espero que te traigan inspiración y alegría.
¡Feliz fin de semana!