La Creatividad, ¿Qué es? ¿Cómo se potencia?

La creatividad es la capacidad de crear nuevas ideas o nuevas asociaciones entre ideas, generalmente para producir soluciones originales a un problema.

La creatividad es una habilidad típica de la cognición humana, esto quiere decir que los animales no la poseen, aunque se dice que está presente también hasta cierto punto en algunos primates superiores. 
Solo los humanos somos creativos, a priori. Esto se debe a la complejidad de nuestro cerebro en comparación con el de otros animales. La evolución del cerebro humano nos ha dotado de estructuras que permiten el aprendizaje, el lenguaje, la memoria a largo plazo y el pensamiento complejo, una de esas estructuras es el neocórtex (solo los humanos tenemos).
Además hay un detalle interesante con respecto a la Creatividad y al pensamiento divergente y es que, debido a esa espontaneidad y a esa falta de lógica en el proceso, es imposible traducirlo a un cómputo algorítmico. En otras palabras, una inteligencia artificial jamás podría ser creativa. 
El pensamiento creativo es un proceso mental que nace de la imaginación. No se sabe qué hay de diferente entre las estrategias mentales del pensamiento convencional y del creativo, pero se puede valorar la existencia o no de dicha creatividad por el resultado final.
Es decir, no se sabe de dónde procede o cómo se entrena la creatividad, pero es posible concluir qué es un pensamiento creativo y qué no.

¿Hasta qué punto la creatividad es importante para el ser humano? 

Se podría afirmar que la historia de la evolución de los seres humanos es de alguna manera la historia de su creatividad, ya que nuestro desarrollo en todas las esferas ha estado acompañado de la observación, la adaptabilidad, la imaginación y la respuesta a través de la creación de cosas tangibles e intangibles para satisfacer nuestras múltiples necesidades. 
¿Cómo explicaríamos sino al momento en que un homínido pensó que tal vez con una piedra afilada cortaría mejor la carne o las pieles? Y de ahí a las herramientas complejas y al desarrollo de la tecnología hasta nuestros días.
Está bien, la creatividad ha podido ser importante en nuestro bagaje evolutivo, pero ¿por qué es importante ahora?
Estamos en una época en que el cambio es lo habitual, y ese cambio es cada vez más acelerado. Las estructuras productivas cambian constantemente, la sociedad, el mercado etc… La creatividad es la capacidad de adaptarnos a esos cambios y, en definitiva, de sobrevivir… Algo imprescindible para nuestra especie, sin duda.

¿Qué tienen en común las personas creativas?

Flexibilidad, alta capacidad de asociación, gran capacidad intuitiva y de observación, espíritu crítico, curiosidad intelectual… Además, la pasión es imprescindible como componente principal en el desarrollo creativo.
También la inteligencia emocional es importante. Poder ponerse en el lugar de otros, disponer de diversas perspectivas, conocer, saber comprender y poder expresar emociones es la base de una inteligencia emocional activa, lo que ayuda a fomentar la creatividad. Aunque bien es cierto que todos conocemos al típico genio de limitadas habilidades sociales capaz de grandes descubrimientos y pensamientos innovadores lo cierto es que las personas creativas suelen tener habilidades sociales buenas. Siempre hay una excepción que confirma la regla.
Las personas creativas son originales, su naturaleza les lleva a rechazar clichés sociales, convenciones y normas. Se muestran rebeldes y sienten la necesidad de actuar de manera personal según sus propios criterios. Además disfrutan llevando a cabo sus planes y retos, superando las situaciones complicadas hasta la consecución de sus metas. Disfrutan con lo que hacen aunque no siempre obtengan un claro beneficio de ello. 
Otro de los rasgos de las personalidades creativas es el holismo, los sujetos creativos son capaces de entender las diferentes facetas de las situaciones o los problemas, pudiendo así hallar soluciones creativas e ingeniosas.
Pero no todo es de color de rosa en las personas creativas, todo tiene su parte negativa y en este caso es la Inestabilidad emocional. Las personas creativas a veces experimentan emociones cambiantes y fluctuaciones en su estado de ánimo. Generalmente se evidencian en el llamado bloqueo artístico y en problemas de autoconfianza. 

¿Cómo se adquiere la personalidad creativa?

En su etapa de aprendizaje el niño aprende estereotipos. Para resolver sus necesidades biológicas y sociales asume patrones y modelos de conducta. Cuanto más flexibles sean estos modelos, más posible será desarrollar una personalidad creativa, mientras que una educación rígida y cuadriculada no permitirá potenciar en el niño los rasgos necesarios para ello.

Lo que mata la creatividad

Hacer siempre lo mismo, no salir de la zona de confort, racionalizarlo todo en extremo… La superficialidad, la falta de confianza, una motivación reducida etc…
Por desgracia en muchas sociedades ser así es lo que se considera “bueno”. No destacar, no hacer nada fuera del orden establecido, no tener ideas locas… Eso es ser un buen ciudadano y alguien positivo para la comunidad. El problema es que si todos fuésemos así, nadie destacaría, no se innovaría en nada y prevalecería el conformismo. No es que que para ser creativo haya que ser un delincuente, un anárquico o un vandalista, pero sí es cierto que un respeto excesivo por la autoridad ahoga muchas conductas creativas. Como siempre, la virtud está en el punto medio.

¿Cómo potenciar la creatividad?

A los niños se les debe animar a hacer dibujos y mostrarlos sin miedo, a formular preguntas, a jugar con muñecos, inventar mundos, disfrazarse y hacer teatro… Los comportamientos de imitación son buenos para aprender la realidad, las normas sociales, los protocolos de comportamiento etc… Pero llegado un punto de su desarrolllo es importante motivar a los niños a inventar sus propias reacciones, a tener espíritu crítico y a encontrar nuevas formas de enfrentarse a los probelmas que les surgen.

¿Por qué cuando crecemos, ya no está bien visto continuar siendo creativos? 
Conforme nos hacemos mayores se nos enseña que esas conductas son “cosas de niños” y nosotros lo aceptamos. Si queremos ser mayores debemos dejar de pensar así, de fantasear, de imaginar… Y si quedan resquicios o tendencias de lo anterior, comenzamos a sentir vergüenza de ello porque la sociedad lo censura. 
El miedo al ridículo puede superarse mediante dinámicas de grupos, para las que se requiere un grupo de personas dispuestas a aportar nuevas ideas para la solución del problema. Los participantes formulan cualquier idea que se les ocurra, por muy extraña o disparatada que sea. Ninguna es mala, todo se acepta.
Son técnicas para varias personas la la lluvia de ideas (brainstorm), la asociación libre, el cadáver exquisito (por escrito o de palabra) etc… También hay técnicas individuales como el scamper (consistente en una lista de chequeo, donde se generan nuevas ideas al realizar acciones sobre una idea base), la escritura automática o los árboles de palabras etc…
Una vez hemos conseguido desbloquear esa capacidad para crear, recuperar nuestra tendencia infantil, liberar la imaginación… Conseguir una idea creativa no es tan difícil.
Las ideas surgen casi siempre cuando no estamos concentrados en el problema o no estamos buscándola. Es más fácil que aparezca cuando nos encontramos en un estado de abstracción, de relajación mental.
Eso no quiere decir que pintores, poetas, escritores, guionistas y directores de cine, teatro, televisión… Artistas en general, no encuentren buenas ideas simplemente poniéndose a buscarlas; sino que seguramente una gran mayoría de ellos, si les preguntamos, confesarán haber sido sorprendidos por la inspiración durante viajes en tren o en autobús, o en la ducha, antes de dormir o en momentos en que los estímulos externos no atraen nuestra atención (en una clase aburrida por ejemplo), ya que en esos estados de consciencia, las barreras que se oponen al inconsciente caen y se da rienda suelta a la fantasía y a la imaginación.