Revista Cultura y Ocio
Por Virginia Lancha, sígueme en Twitter
Hola amiguitos: hablaremos hoy de la creatividad escurridiza y de lo que angustia que te espoleen cuando no te sale ni saliva. Escribir se convierte en una profesión cuando no escribes solo porque quieres sino también porque debes. ¿Se puede ordeñar la creatividad?. Ya lo creo, que se lo pregunten a los que subsisten con 426 euros al mes.
Hoy no es lunes: mi religión, el “em-budismo vital”, me prohíbe escribir en los días en los que un memo coloca un cartel tipo Blue Monday. Los hay que han inventado la pólvora o al menos lo pretenden, decir que el día más triste del año es por bemoles un lunes de enero es para ganarse una colleja de esas de abajo arriba que no duelen, pero humillan en público. Ni la tristeza ni la primavera son patrimonio de marca comercial alguna y digo más, gracias a que soy una señora, si no les diría que se fuesen a “mam… a Parla”.
A lo que íbamos, el bloqueo del escritor existe y es de color amarillo “me-cago-en-to”. Todos nos hemos bloqueado ante el folio (virtual) en blanco. Si no has sufrido un bloqueo creativo ni eres escritor ni nada, si acaso un juntaletras de pacotilla que duerme ocho horas y bebe mucha agua para estar guapo, como los ángeles de Victoria Secret: ¿qué hacer ante el folio en blanco?
Consejo serio: No le hagas ni caso al bloqueo, ningunéalo. Escribe sin mirarle a los ojos, escribe aunque sean patrañas, porque el nudo se deshará como cuando tienes un matojo de pelos rebeldes en el cogote y utilizas acondicionador del bueno. Escribe por encargo. Escribe porque es tu profesión y debes hacerlo, porque cuando juntas palabras se hace un texto y siempre puedes eliminarlo después, pero aquello que ni tan siquiera intentas nunca será.
Toda profesión es dura y es inherente a ella la dedicación, incluso en los días en los que no nos apetece. Lo que diferencia al escritor del que escribe para que sus conocidos digan “ohhhhhhh que bien escribes”, es el oficio… o no… pero este es mi trozo de blog y digo lo que quiero y si no, nos vemos en la calle (pero con bufanda, que hoy hace frío), porque todas las calles son para boxearlas al menos un par de veces al día.
Y mientras tanto lo dicho: que no se os olvide respirar.
Hola amiguitos: hablaremos hoy de la creatividad escurridiza y de lo que angustia que te espoleen cuando no te sale ni saliva. Escribir se convierte en una profesión cuando no escribes solo porque quieres sino también porque debes. ¿Se puede ordeñar la creatividad?. Ya lo creo, que se lo pregunten a los que subsisten con 426 euros al mes.
Hoy no es lunes: mi religión, el “em-budismo vital”, me prohíbe escribir en los días en los que un memo coloca un cartel tipo Blue Monday. Los hay que han inventado la pólvora o al menos lo pretenden, decir que el día más triste del año es por bemoles un lunes de enero es para ganarse una colleja de esas de abajo arriba que no duelen, pero humillan en público. Ni la tristeza ni la primavera son patrimonio de marca comercial alguna y digo más, gracias a que soy una señora, si no les diría que se fuesen a “mam… a Parla”.
A lo que íbamos, el bloqueo del escritor existe y es de color amarillo “me-cago-en-to”. Todos nos hemos bloqueado ante el folio (virtual) en blanco. Si no has sufrido un bloqueo creativo ni eres escritor ni nada, si acaso un juntaletras de pacotilla que duerme ocho horas y bebe mucha agua para estar guapo, como los ángeles de Victoria Secret: ¿qué hacer ante el folio en blanco?
Consejo serio: No le hagas ni caso al bloqueo, ningunéalo. Escribe sin mirarle a los ojos, escribe aunque sean patrañas, porque el nudo se deshará como cuando tienes un matojo de pelos rebeldes en el cogote y utilizas acondicionador del bueno. Escribe por encargo. Escribe porque es tu profesión y debes hacerlo, porque cuando juntas palabras se hace un texto y siempre puedes eliminarlo después, pero aquello que ni tan siquiera intentas nunca será.
Toda profesión es dura y es inherente a ella la dedicación, incluso en los días en los que no nos apetece. Lo que diferencia al escritor del que escribe para que sus conocidos digan “ohhhhhhh que bien escribes”, es el oficio… o no… pero este es mi trozo de blog y digo lo que quiero y si no, nos vemos en la calle (pero con bufanda, que hoy hace frío), porque todas las calles son para boxearlas al menos un par de veces al día.
Y mientras tanto lo dicho: que no se os olvide respirar.
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