Tienen que tener un disgusto enorme los del laboratorio que fabrica la “supuesta” crema de la Preysler. Llevo años escuchando decir que hay una crema de farmacia maravillosa cuyo componente “secreto” es que la usa la Preysler. Que no digo que no sea buena, a mí no me gustó porque me dejaba mucha pringue facial y yo eso lo detesto. Pero… lo de que la use la Preysler… menos lobos, Caperucita.
Acabo de ver en la web de la revista “Hola” (sí, la leo, me gusta, ¿Qué pasa… eh?) que la Preysler presenta SU propia crema. No voy a hablar del oportunismo de esta señora, ni de que no me creo nada de lo que cuenta de las cremas que usa. Entre el Photoshop y los arreglos faciales se está convirtiendo en su propia momia, y ya sabéis que estoy en contra de no asumir que envejecemos. La Preysler también debe envejecer, mejor o peor, pero vamos… A robar a la cárcel.
Otra cosa que he leído sobre la presentación de SU crema (esta vez en “El País”, que también lo leo) es que vale 49 euros porque la querían poner más cara pero ella ha preferido que fuera más asequible para llegar a más mujeres. Por los clavos de Cristo. ¿Esta mujer qué es lo que considera asequible? Patidifusa estoy. Quiero decir de paso que eso de 49 euros me suena a precio de mercadillo o de rebajas que nunca ponen la cantidad redonda para que te engañe y parezca más barato. ¡La Preysler redondeando! What the hell!! (Uso expresión inglesa para quedar fina, que si ella redondea yo no tengo por qué).
Si es que nos lo creemos todo, a saber quién fue la primera que inventó que la crema (más bien pomada) era la que usaba esta mujer. Alguna tontorrona que para justificar que compraba cremas de 6 euros porque no tiene un duro (sin redondeo) le dijo a su cuñada que la usa porque se lo había dicho la misma Isabel tomando el té. Pamplinas de la plaza Mina (esta expresión es gaditana y viene a decir: no eres más tonta porque no existe).
Hablando de este tema me he acordado de las momias del Museo Británico. Si váis a Londres no dejéis de hacerles una visita.
Nos fiamos de cualquiera. Porque me tengo prohibido hablar de política, si no aquí venía a cuento soltar un discursito, pero no, aquí no.
Al pan, pan y al vino, vino. Al final la crema más vendida en España es la del Lidl. La realidad se impone.
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