Una declaració sobre familias y modelos de crianza por parte de una notable política catalana ha desencadenado una considerable polvareda, en los medios de comunicación y tertulias, sobre el tema. No se nos escapa que la mayoria de las criticas expresadas lo eran por la personalidad controvertida de la política y no tanto por lo que hubiese querido expresar. De alguna forma había venido a actualizar el conocido, al menos por los antropólogos, proverbio africano de que para tener un hijo bastan dos personas pero para educarlo hace falta toda la tribu, recientemente recordado por J. A. Marina. La mencionada dirigente política quien, que se sepa, no tiene hijos, promovia la crianza en común y, en algún momento se avino a afirmar que el modelo de familia nuclear era un modelo “conservador”.
Les ha faltada poco a unos y otros emprender largas discusiones sobre el modelo de familia tradicional, del matrimonio, enlazarlo con las controversias del matrimonio homosexual y cualquier otra derivada que sirva para ocurrencias, diatribas o aseveraciones escasamente documentadas y cargadas de prejuicios de toda índole.
Utilizar los calificativos del lenguaje de los políticos rara vez clarifica las cosas porque estan sesgados por las subjetividades partidistas. “Conservador” no es ni bueno ni malo; sólo es descriptivo, se refiera a las familias o a la cria de gusanos de seda. Ni “progresista” es bueno si no se sabe hacia donde se dirige ese progreso, que és una cualidad cinética.
Los modelos familiares son construcciones culturales que, aunque biologicamente arranquen de la cópula de ambos miembros de una pareja, puede caminar a través de una amplia variedad de construcciones asociativas. Y estas han variado en el tiempo, desde los míticos Adán y Eva que las culturas del libro, judeocriatianomusulmanas aceptan como originarias, hasta la complejidad de las asociaciones de la diversidad. Como han variado en el espacio, que simultáneamente los modelos familiares no son iguales en Estocolmo que en Nairobi. Ya hemos hablado de esto (https://pedsocial.wordpress.com/?s=Modelos+familiares)
Pero si entendemos que la crianza de los niños debe considerarse un asunto de familia, cualquiera que sea su composición. Y un asunto prioritario. A todos los efectos entendemos que la idea de “familia” de incluir la existencia de al menos dos generaciones. Sin niños, las relaciones son parejas, contubernios o comunas, pero no realmente “familias”. Y hemos aprendido que cuanto más amplias sean las relaciones familiares, la crianza de los niños se suele ver facilitada, con todas las excepciones que se quieran aportar. El modelo de la dirigente política catalana no es más que uno más y, por cierto, ni nuevo ni original. Véanse sino los kibutzs, las comunas hippies y un buen monton de culturas primitivas en los cicno continentes.
X. Allué (Editor)

