DE “LA CAPITAL” DE ROSARIO
Jorge Altamira, el líder del Partido Obrero, dice que el país padece una severa crisis fiscal y que fracasó el modelo kirchnerista.
Jorge Altamira, líder histórico del Partido Obrero (PO), participó en Rosario de un congreso partidario y presentó su último libro: El ascenso de la izquierda. En una entrevista con La Capital, destacó que el PO realiza esos encuentros todos los años para elegir autoridades y discutir su programa. “Vamos por el congreso XXI”, señala.
Buen conversador y mejor defensor de sus ideas, Altamira postula que “la crisis capitalista mundial plantea un ascenso de la izquierda”. Ejemplifica con los votos que sacó el Frente de Izquierda en los comicios de diciembre pasado (500.000) y la gran performance de la izquierda en Grecia hace muy poco.
“Hace veinte años se disolvió la URSS y ahora está amenazada de disolución la Unión Europea: este es un dato histórico de fondo, porque la amenaza de disolución priva de toda base a la idea de que el capitalismo ha impuesto su victoria a nivel mundial”, señala.
“Vivimos una situación excepcional; una crisis sin parangón que no alcanzó su punto más grave; por lo tanto, el tema del socialismo y la izquierda repercute en la sociedad”, advierte.
Tras aclarar que “no se alegra por las crisis, porque sabemos que la gente la va pasar mal”, sostiene que (es) “una oportunidad para cambiar un sistema”. Levanta la voz cuando se (le) pregunta si la izquierda fomenta las crisis: “¡No nos pueden meter ese San Benito!; son consecuencia del sistema capitalista, y yo voy a aprovechar esta oportunidad para decirle a la población cómo salimos y, de ese modo, jugamos un rol constructivo”.
Altamira sostiene que a medida que se va planteando la crisis de sistema “el debate político va a girar cada vez más en quién paga la crisis” y que el dilema comienza a ser “entre izquierda y derecha”; y asegura que la izquierda “tiene que presentar propuestas avanzadas para ganar la autoridad para plantearse la posibilidad de ser gobierno”.
Dice que no es cierto que el país sufre por problemas externos. “La falacia está en dividir el mundo por países. El sistema capitalista es mundial y esta es una crisis capitalista, viene desde adentro en todos lados”.
Ya encarado a la cuestión argentina, marca que “hay una crisis fiscal impresionante, que en parte se financia del dinero de la Anses, que viene del aporte de los trabajadores; que la situación energética es terminal (‘o se entrega YPF a la Exxon y dispara un tarifazo o se van al bombo’) y que la situación de los medios de transporte es peor, con un sistema ferroviario escandaloso”.
Luego resume: “En Argentina hay una crisis de fondo, y el dato político más importante de la crisis fiscal es el hecho de que el gobierno no levanta el mínimo no imponible; lo que está provocando huelgas. Y si lo levantan por las presiones, no lo van a hacer significativamente porque quieren chuparle parte del aumento salarial para las arcas fiscales. Lo mismo se ve con el salario familiar, que ya prácticamente no lo está cobrando nadie”.
Altamira critica otro de los instrumentos del gobierno: los subsidios. “Si se subsidia un producto de consumo, el costo de la canasta familiar baja, y si baja, el aumento de los salarios es menor porque se basa en el costo de la canasta”.
Explica: “Cuando se subsidian productos de consumo se transfieren ingresos del contribuyente a la clase patronal, que paga los salarios, porque el salario es relativamente menor del que sería si la canasta fuera mayor”.
Altamira considera que el hecho que sacó a la luz “el fracaso del modelo kirchnerista” es la tragedia de Once: “Revela que estamos gastando cien mil millones de pesos al pepe. Tenemos una crisis fiscal porque estamos alimentando parásitos. No me interesa que exista déficit fiscal si, por ejemplo, invertimos en una industria informática… Ahora, si gastaste cien mil millones de pesos en Cirigliano, Roggio, Cristóbal López…”, deja picando.
Asegura que se trata “del fracaso del propósito de estructurar una burguesía nacional”, porque se consiguió “una burguesía incapaz de industrializar al país, incapaz de ser eje de nada, que no sirve para nada. Toda la organización económica del kirchnerismo se viene abajo”.
Altamira dice que el PO se opone a la devaluación de la moneda porque afectará a los salarios y es una medida que están pidiendo los agropexportadores y sectores ligados al gobierno, “como Techint”, apunta.
Aclara que está bien “que la gente proteste porque no le dejan comprar dólares”, que el cepo es “para el chiquitaje; la plata se está yendo a carradas a través de la Bolsa de Comercio con la venta de títulos públicos”.
También critica la nacionalización de YPF: “Que no me lo vendan como una recuperación de soberanía; que están haciendo el programa de Mosconi, recuperando la soberanía, para después entregarla a la Exxon” porque la empresa necesita recursos por el rojo que le dejó Repsol. Asegura que “los monopolios van a venir (a YPF) si el gobierno les garantiza un tarifazo, y ese tarifazo lo van a pagar los trabajadores. Y ahí viene un problema interesante: si aumentan las tarifas, ningún patrón va a querer aumentar el salario, y los obreros van a tener que ir a la huelga. En ese caso va a haber una crisis fenomenal, porque habrá huelgas para recuperar el equilibrio perdido por el tarifazo”.
Si bien considera “interesantes” los gobiernos de Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador) y Hugo Chávez (Venezuela), destaca que lo que tienen en común, al igual que el de Cristina Kirchner, “es que están malversando los altos precios del petróleo, los minerales, el gas y la soja, ya que los recursos que entran por su venta los utilizan para asistencia social. Es decir, la estructura histórica del país no se modifica sino que se buscan atenuar las contradicciones”.
Como alternativa propone que se debe “industrializar y dar trabajo para todos”. Ante la observación de que tal cosa lleva bastante tiempo, responde: “Hace diez años que (el kirchnerismo) está en el poder y ni siquiera tiene un plan para el futuro”.
Carlos Vallejos (“La Capital”, 24/6)