Revista Sociedad
Este año va a estar marcado por la crisis de la deuda, y no sólo en España sino en todo el mundo. Hay voces que afirman que estamos ya en la III Guerra Mundial, pero no se asusten, no es un guerra militar sino económica, la batalla que libran los “mercados” (grandes bancos y fondos de inversión) contra los gobiernos democráticos para transformar las democracia en deudocracias. Y por ahora van ganando los mercados, incluso han cambiado ya los gobiernos en Italia y Grecia.
La historia de la deuda en España es conocida. A raíz del ingreso a la moneda única se generó una dinámica de crecimiento basada en los bajos tipos de interés y en el uso desorbitado que hizo de este mecanismo el sector de la construcción. Este sector se financió desde su origen en base a endeudamiento externo, lo que originó una gran cantidad de empleo que pasó de 15 millones de trabajadores el año 2000, a 20,5 millones de trabajadores el año 2007. Los visados para vivienda lo hicieron desde 282.000 en 1996 a 865.000 en 2006, más que triplicándose en una década.
Lo cierto es que España no fue el único país europeo en sucumbir a una burbuja inmobiliaria, Francia, Italia y el Reino Unido también se sumaron a la burbuja iniciada en Estados Unidos, como auténticos y fieles seguidores del sueño del ladrillo, el consumismo y el crecimiento ilimitado. En el período de la burbuja todos se beneficiaron y eran tan grandes esos beneficios que nadie pensó que algún día terminarían. Hasta el sector público, por la vía de los impuestos a propiedades que siempre aumentaban de valor, recaudaba año a año cifras récord. Todo esto se desplomó a partir de 2008.
Los bancos españoles prestaron en este periodo enormes cantidades de dinero al sector de la construcción pero era un dinero que no tenían y lo pedían prestado al extranjero, de tal forma que la banca española debe a bancos extranjeros más de 500.000 millones de euros. Esta deuda privada es la que constituye el mayor lastre y se acumuló principalmente a raíz de la burbuja inmobiliaria, destacando el espectacular aumento que tuvo desde 1999, cuando llegaba a los 18.000 millones de euros, a la desorbitada cifra que alcanzó a mediados de 2007 cuando llegó a 637.000 millones de euros. En esos siete años de euforia colectiva la deuda aumentó 35 veces.
En España, al contrario que en Grecia, el principal problema es la deuda privada y no la pública. De hecho la deuda pública apenas supone el 16% del total de la deuda y no está por encima de la media de la UE, aunque puede empeorar. El nuevo gobierno del PP ha pedido prestados ya en poco más de un mes de ejercicio más de 20.000 millones, es decir, ha endeudado a todos los españoles en 20.000 millones más, a este paso a final de año la deuda pública será mucho mayor. Sin embargo los ciudadanos y ciudadanas españolas que vamos a pagar esa deuda no sabemos para qué se pide, en qué se gasta, quién la compra, etc. Gran parte de la deuda pública presenta vencimientos a corto plazo, por lo que las previsiones de endeudamiento para España en 2012 señalan que serán necesarios unos 200.000 millones de euros como mínimo.
Pero no olvidemos que la crisis de la deuda es global, no sólo de España. Basta como ejemplo citar Brasil donde el gobierno destina anualmente 125.000 millones de reales al sistema financiero para pagar con intereses los préstamos hechos y destina solamente 40.000 millones de reales a los programas sociales que benefician a las grandes mayorías pobres. Por cierto, muchos de esos préstamos con bancos españoles.
Ante este panorama los Gobiernos y Bancos Centrales actúan para salvar al sector bancario de su crítica situación. Por ejemplo, el Banco Central Europeo prestó el mes pasado más de 500.000 millones de euros a los bancos europeos a un interés cercano al 1%. Y luego estos mismos bancos compran deuda pública de los países al 3 o al 5%. Es un negocio redondo con el que la banca está saneando sus cuentas con dinero público. Sin embargo la normativa interna del Banco le impide prestar a los gobiernos con problemas, como Grecia que paga intereses de su deuda de dos dígitos. Si el Banco europeo prestara a los gobiernos al 1% ayudaría enormemente al problema de la deuda pública en Europa. Pero parece claro que en Europa mandan los banqueros y mercaderes, están salvando a los bancos con el dinero de todos.
El reembolso de la deuda pública constituye el pretexto para imponer la austeridad y los recortes sociales, al mismo tiempo que es un potente mecanismo de transferencia de ingresos de los de abajo hacia los de arriba (del 99 % en beneficio del 1 %). Por eso en España (y en varios países como Grecia, Francia, Portugal, Irlanda, Italia,..) están surgiendo iniciativas desde el Movimiento 15M para la realización de una auditoría ciudadana de la deuda.
Artículo escrito para PressDigital y reproducido por Madrilonia
Sus últimos artículos
-
¿Dijo usted austeridad? Psicopatalogía de la (ir)racionalidad económica, nuevo libro de Jordi Pigem
-
Políticos y reinados: ¿de profesión o de vocación?, por Salvador Harguindey
-
Fe y esperanza en tiempo de crisis, por Koldo Aldai
-
La dimensión espiritual del ser humano, su despertar, por Ángeles Román