Siempre he dicho que la crisis de los 30 aparece cuando llegas a dicha edad y al hacer balance te das cuenta de que no has logrado lo que pensabas que ibas a realizar. Es decir, nos damos cuenta de que la frase ‘¿qué vas a hacer cuando seas grande?’, ha perdido todo el sentido. No más planes, YA SOMOS GRANDES.
Por ejemplo, cuando tenía ocho años (sí, a los ocho, no me juzguen) quería estudiar ciencias políticas, llegar a un cargo de elección popular (ahhh, la inocencia infantil). A los 15 quería ser escritora y ganar el Nobel. A los 20 (es decir, ya estaba en la universidad), ya tenía un poco más claro y aterrizado El Plan: a esta edad ya sería editora de revistas, viviría en la colonia más guay de la ciudad y estaría a punto de casarme con un árabe (no sé por qué el árabe, pero se me hacía muy cool); no tendría hijos pero viajaría por el mundo.Ay, la juventud… Hace poco volví a ver esa bonita película de Bruce Willis, ‘The boy’, o como le pusieron en México, ‘Encuentro conmigo’, y me quedé pensando en la posibilidad de que la pequeña Diabli regresara de 1993. ¿Le gustaría cómo vivo ahora y lo que he logrado?, ¿o se sentiría decepcionada porque no soy la gran escritora ganadora de premios o politóloga que pensaba que iba a ser?(Aquí debo decir que retomé la escritura de este artículo una semana después.)En este momento debo decir que no lo sé. Parece que en los últimos dos años (específicamente desde que mi mamá falleció), me he debatido entre el concepto de ‘haz planes y crece para el futuro’ y el ‘vive la vida conforme a las circunstancias’.Es decir, ¿de verdad es tan importante cumplir con las metas fijadas años atrás? Y si no se han cumplido, ¿lo que sí se ha hecho se invalida? Por ejemplo, ahora tengo un empleo que me gusta, sigo en la vereda del crecimiento profesional (en publicidad), pero no exactamente en donde yo pensaba que estaría (editorial).Por otro lado, le he dedicado todo mi tiempo y esfuerzo a mi carrera porque siempre he creído que es la mejor inversión, pero sucede que eso conlleva consecuencias, es decir, estoy sola (no tengo un guapo marido árabe). Buaaaaa.O sea, ¿debo estar satisfecha con mi vida? O mejor aún, ¿me siento satisfecha con la vida? ¿Quién sí lo está?A veces me gustaría ser como los italianos, con su filosofía de vivir sin presiones y disfrutar la vida con lo que se tiene, pero me gana el concepto gringo de ‘demasiado no es suficiente’.Como verán, no tengo claras muchas cosas, pero creo que me gustaría hacer un cambio de pensamiento y de corazón. Lo cierto es que la vida es muy corta para desperdiciarla en lamentos.Revista En Femenino
Por Diabla Región 4 desde MéxicoPosiblemente cuando lean esto, ya habré cumplido 28 años (mi día 'especial' es el 26 de junio), y eso me ha hecho cuestionar algunos aspectos de mi vida que NO debería cuestionarme hasta dentro de dos años. Pero qué se le va a hacer, soy aprehensiva por naturaleza y hasta en eso me adelanto.