La expropiación de Repsol-YPF en Argentina causará a España un inmenso dolor y demostrará una verdad triste y dramática: España está sóla y carece de amigos en el mundo. Ni la Unión Europea, ni los Estados Unidos, ni nadie moverá un dedo a favor de España. Ante el expolio pirata argentino, la reacción de Estados Unidos ha sido tibia y ajena a la defensa del derecho internacional, mientras la Unión Europea declara que no tiene instrumentos de presión contra Argentina y no parece dispuesta a practicar embargos y represalias. Una de las claves poco conocidas del asunto es que las grandes multinacionales de siempre envidian las reservas de crudo descubiertas por Repsol en Argentina y quieren controlarlas. Las reservas argentinas, en teoría nacionalizadas, pasarán a ser controladas, con el tiempo, por otra multinacional del sector, probablemente Exxon, algo que saben Obama y Hilary Clinton. Los españoles, un perro flaco al que todo se le vuelven pulgas, sufrirán en silencio la humillación y descubrirán amargamente que no tienen amigos, que el derecho internacional no existe para un mundo dominado por piratas y que la única manera de defender los intereses propios en el mundo es poseyendo inteligencia, fuerza bruta, una buena flota y, si es posible, un arsenal atómico.
Las absurdas e inútiles declaraciones altisonantes del gobierno de Rajoy, prometiendo reaccciones duras y apelando a los inexistentes "añiados" de España, son ridículas y se quedarán en nada. España tendrá que lamerse a solas sus heridas.
Es cierto que los demócratas y la gente decente de Argentina repudia el comportamiento pirata del gobierno de Cristina, sus mentiras y abusos de poder, carencias y vicios plasmados en el expolio de YPF, más propios de dictaduras bananeras que de un Estado moderno e insertado en la comunidad internacional, pero no es menos cierto que la masa dominante en Argentina está dominada por descerebrados fanáticos, herederos de aquellos descamisados peronistas del pasado, aunque mas confusos, cobardes y formados en el delito. Muy pocos argentinos son capaces de ver que la nacionalización de YPF es solo el paso previo al saqueo de esa compañía, que las clases gobernantes argentinas ya han planificado y preparan con la ayuda de algunos piratas internacionales.
La viuda negra argentina Cristinita Kirchner, apoyada por las hordas de villanos y mequetrefes descerebrados que suele movilizar el peronismo, se saldrá con la suya, sin que el derecho internacional violado se resienta, sin que se practique boicot alguno a la carne y a la soja. Argentina demostrará que ha medido correctamente sus fuerzas y calibrado las consecuencias antes de atacar a un país como España, sin amigos, hundido por el despilfarro y la arrogancia socialista de Zapatero, que sólo es una potencia mundial en deporte, desempleo, avance de la pobreza, drogas, trata de blancas, alcoholismo, desprecio a los políticos y fracaso escolar.
Pero nada de esto puede alegrar a España, un país que, al igual que ha asesinado su democracia y cuya clase política ha perdido el favor de gran parte de sus ciudadanos, también ha liquidado su política exterior y ha convertido su servicio diplomático en un cuerpo bien pagado de mayordomos, al servicio del gobierno de turno y de sus caciques, sin autoestima, desnortado y carente de una estrategia respetable. .
El robo filibustero de Repsol YPF traerá consigo lecciones que, probablemente, España ignore una vez más: la de que hay que ser humildes y no arrogantes, que hay que tener amigos y poder para poder defender las inversiones extranjeras de sus empresas, que los nuevos ricos no tienen sitio en el mundo si no tienen una flota temible de barcos y aviones, que Francia, Inglaterra, Alemania, Estados Unidos y otros teóricos "aliados" de España sólo son competidores felices de que nos arruinemos y destruyamos.
España comprobará, gracias a la dura experiencia de Repsol YPF, que, además de un enemigo interno demoledor como la clase política que nos gobierna, inepta, cobarde y corrupta, España tiene también una copiosa cosecha de enemigos externos, camuflados como "amigos" y "aliados".
También comprobará que de nada sirve la ayuda exterior que gestiona Cooperación Internacional. Argentina, en tiempos de Zapatero, fue uno de los receptores privilegiados de la ayuda exterior española, cifrada en centenares de millones de euros que sólo han servido para apuntalar al gobierno filibustero de Buenos Aires, que al mismo tiempo que recibía euros españoles, acumulaba envidia y odio.
Los españoles deberían saber que la política exterior española, en tiempos de Zapatero, casi se limitó a repartir dinero a manos llenas por todo el mundo, sobre todo en los países "sensibles", donde los intereses españoles son muchos, como Marruecos, Argelia, Argentina y otros. Una política exterior de ese tenor no es profesional y no aporta nada. Cuando el dinero se acaba, solo queda el vacío y el resentimiento del que lo recibía y ahora le cortan el grifo. Para exportar empresas y tener intereses vitales esparcidos por el mundo, hay que tener tres cosas o, por lo menos, alguna de ellas: una flota operativa (como Inglaterra), un arsenal de bombas, preferiblemente atómicas (como Estados Unidos, Inglaterra, Francia y otros) o inteligencia. España no tiene nada de eso... lo que la convierte en una potencia de opereta. Y así nos va.
Duras lecciones para un país como España, donde el divorcio entre ciudadanos y políticos es cada día mayor, mal gobernado, sin inteligencia ni grandeza en sus clases dirigentes, encabezada por el "rey cazador" y secundada por partidos y políticos profesionales que han hecho con la democracia lo mismo que Argentina ha hecho con YPF: apropiarsela y secuestrarla, después de habersela arrebatado a sus verdaderos dueños, que eran los ciudadanos.
La imagen de los ministro españoles de Exteriores e Industria en televisión, prometiendo medidas duras y represalias, es patética. España no tiene ni recursos ni cojo... para adoptar medida alguna capaz de dañar a Argentina. Y si lo hiciera, provocaría más nacionalizaciones y represalias histéricas contra los desamparados intereses españoles, generados por los descamisados y descerebrados argentinos que siguen al Peronismo. La única medida racional y proporcionada al daño es el abandono masivo de las empresas españolas de un país donde no se las quiere y en el que no existen garantías jurídicas. Una vez fuera de Argentina, cuando la viuda negra no disponga de rehenes, entonces España debería dedicar todo su esfuerzo en reclamar ante la Justicia internacional y en generar boicot antiargentino, represalias y medidas de apoyo de sus aliados y amigos, si es que los tiene., algo poco probable.