La crisis en el seno –con perdón- del Partido Copular (acrónimo PaCo, para distinguirlo del del ricacho Lagunero) es de tal envergadura –sin perdón- que Barbi va a sus bolas con el tema del matrimonio entre personas del mismo sexo, siendo más papista que el papa y largando que, aunque el Constitucional lo declare constitucional, él no estaría de acuerdo (¡Viva la democracia copular!). Mientras que, por el gol norte, Crespi, corregidor en Madrid, dice que sí, que por qué no, que si el Constitucional lo declara constitucional, él con la ley, “lo dejaría así”. ¡Estos aristogatos! ¡Qué buenos son! ¡Cuán gentilmente nos permiten sobrevivir a la plebe, al tercer estado, a los sans-culottes, a la basca!
Con esta panda de buenos, educados y caritativos nobles, qué bonita está España, así vestidita, más bonita que ninguna.
Qué buenos son los padres copulares,
qué buenos son, que nos llevan de excursión.
El partido es un jardín:
los de alante son las rosas,
el chófer es un jazmín,
los de atrás son mariposas.
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