Revista Cultura y Ocio
En entradas anteriores (etiqueta "Revoluciones Burguesas") me he ocupado de las dos ideología que impulsaron las Revoluciones Burguesas: Liberalismo y Nacionalismo. Junto a ellas, otra causa muy importante de estas revoluciones hay que buscarla en las crisis económicas. En el Antiguo Régimen las crisis eran de estilo antiguo, ligadas a las malas cosechas y, por tanto, al precio del pan. Eran crisis de subsistencias. A veces, tenían su reflejo en el mundo político, eran las que propiciaban revueltas, incluso movimientos revolucionarios.
En una entrada, dedicada a las causas de la Revolución Francesa, me ocupé de cómo las malas cosechas incidieron en acontecimientos revolucionario como la topa de la Bastilla o el destronamiento real, ambos se produjeron en momentos en los que el precio del trigo (pan) era muy elevado (se aprecia perfectamente en el siguiente gráfico).
Si avanzamos algo más de un siglo, durante el crac de 1929 y la subsiguiente depresión la crisis es de estilo moderno: superproducción (o subconsumo), crisis industrial (paro), crisis financiera (quiebra de bancos...)
Pues bien, en las Revoluciones de 1830 y 1848 las crisis son una mezcla de estilo antiguo y de estilo moderno. En 1830, parece pesar un poco más los factores de tipo antiguo, pero, en 1848, los autores no se ponen de acuerdo cuál de las dos pesa más. El siguiente texto del historiador Labrousse, referido a la revolución de 1848 en Francia, lo explica de manera magistral.
"En 1.847 y en 1.789 se producen fenómenos idénticos... Además, en el mercado textil, aparecen repercusiones que nos son ya conocidas. En el momento en que el coste de la vida aumenta, la producción textil se hunde, el beneficio textil desaparece y, como veremos más adelante, igual ocurre con los salarios. Renace, pues, la crisis de tipo antiguo. La revolución de 1.848 estalla en el cruce de las crisis de tipo antiguo y de tipo nuevo. A la crisis de la economía triguera y textil se añade, como ya hemos dicho, la crisis de la metalurgia. Por primera vez la economía francesa conoce una dura crisis metalúrgica. Pueden recordarse algunas fechas bien conocidas; en 1.841 se promulga la gran ley de expropiaciones indispensables para la construcción de la red ferroviaria y, en 1.842, se acuerda el estatuto, la Carta de dicha red. Se establece un plan de construcciones bajo la ilusión de la prosperidad, casi en el momento en que se terminaban, en 1.846, los tiempos fáciles. Nadie pensaba en la crisis próxima. El plan establecía la rápida construcción del ferrocarril gracias a la aportación de capitales privados y de créditos del Estado.... Pero al estallar la crisis las disponibilidades desaparecen, los créditos no tienen lugar y el plan tiene que ser suspendido. Se renuncia a casi quinientos millones de jornadas de trabajo... Esto provoca el hundimiento de la industria metalúrgica y la minera. Entre 1.847 y principios de 1.848 la producción de la metalurgia, expresada en valor, disminuye un tercio. Muy pronto disminuye a la mitad. En lo que se refiere al salario, ejercen una violenta presión sobre él las mismas causas que ya hemos analizado. En la gran industria por ejemplo, en la industria textil, la disminución del salario es de alrededor de un 30%. Añadamos en paro como consecuencia del gran descenso de la producción y la disminución del poder de compra motivado por el alza del precio de los granos entre un 100 y un 150 %..... La revolución estalla en un momento económicamente siniestro.
LABROUSSE "Fluctuación económica e historia social"
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