Son miles las familias en Italia que con esta última crisis han quedado en situación de dificultad, incluso en algunos casos en situaciones limites, sobre todo cuando se trata de personas que ya estaban desocupadas desde hace varios años y que no logran volver a insertarse en el mundo laboral.
La escasez de oportunidades, la necesidad de hacer frente a compromisos económicos importantes, la necesidad de tener una experiencia laboral en el caso de los mas jóvenes, están empujando con fuerza a un cambio de mentalidad en la sociedad italiana y esto se evidencia también en que muchos tipos de empleos, que hasta hace poco eran considerados demasiado humildes o destinados solo a los inmigrantes por su “bajo nivel”, ahora sean vistos con buenos ojos por los propios italianos.
El sector donde mas se esta notando este cambio, es el de la asistencia a las familias y cuidado de las personas con dificultades de auto suficiencia, donde desde siempre han dominado la escena las inmigrantes que llegan desde la Europa del Este y que en estos últimos dos años esta viendo un importante crecimiento de aspirantes italianas a desarrollar ese tipo de actividades.
En su mayoría se trata de mujeres, que habiendo perdido el propio empleo tradicional o con el marido desempleado y también algunas que perciben una pensión básica que no les permite de subsistir, se están adecuando a los nuevos tiempos y asistiendo a los cursos de formación en materia de asistencia a las personas ancianas o no autónomas.
No obstante la crisis y la falta de empleo, los italianos no han cambiado su modo de ver a los extranjeros, a los que aun no se resignan a considerar un recurso y siguen viéndolos como un peso para la sociedad, las arcas del estado y como potenciales delincuentes.
Via Repubblica.